El castillo de Sant’Angelo es una gran fortaleza cerca del Vaticano que tiene una imagen gigantesca de San Miguel Arcángel en su parte superior.

La inmensa escultura de San Miguel en la cima del castillo trae consigo una magnífica historia. Está puesta allí para que cada persona recuerde el amor y el cuidado de Dios a su pueblo a través de sus servidores, los ángeles.

Era el año 590 d.C., Roma estaba experimentando el momento más crudo de una peste y la población moría a gran escala. Por eso el papa Gregorio I decidió pedir la ayuda de los ángeles para combatir la plaga. El pontífice comenzó a celebrar misas, a hacer procesiones y a usar incienso incansablemente en las calles de Roma.

Y después de tanto probar, la ciudad tuvo su respuesta. El Príncipe de los arcángeles, San Miguel, apareció en la parte superior del castillo con su espada y anunció la liberación de la peste. La ciudad eterna estaría a salvo.

Desde la aparición de San Miguel, la plaga disminuyó considerablemente hasta desaparecer.

En honor al Arcángel, Gregorio I hizo construir su imagen en madera en la parte superior del Castillo, representando la protección de Miguel a Roma y la Iglesia.

No solo eso, desde ese año, esa inmensa edificación que se había construido en el siglo II d.C. como mausoleo del emperador Adriano, cambió de nombre. A partir de entonces se lo conoce como Castel Sant’Angelo, que significa, “Castillo del santo Ángel”.

¡San Miguel Arcángel, príncipe de la Milicia celestial, defiéndenos en combate!

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