Enseñar y defender la fe fue la misión que guió las acciones de San Pio X, el santo pontífice que creyó a profundidad que los niños no debían ser excluidos de la Eucarística.

Kelly Marcum, fundadora y presidenta del Instituto Gratia Plena, una organización que enseña a las chicas de secundaria sobre la auténtica feminidad, indicó en un artículo de National Catholic Register la labor que realizó el pontífice con los más pequeños.

La escritora indicó que recuerda con cariño el valiente coraje, la “adhesión a la visión que tenía Cristo para su Iglesia” y el amor por los niños que caracterizó al santo que guió la Iglesia de 1903 a 1914.

“Pío X tomó en serio la solicitud de Jesús de ‘dejad a los niños venir a mí’. Como Obispo de Mantua, y luego como Patriarca de Venecia, Pío X, entonces llamado Obispo Sarto, llevaba frecuentemente caramelos en sus bolsillos, distribuyéndolos entre los niños de la calle en sus paseos diarios por la ciudad. A menudo aprovechaba la oportunidad para enseñarles breves lecciones sobre el catecismo mientras comían los dulces”, señaló.

Marcum remarcó que, cuando Giuseppe Melchiorre Sarto fue elegido Papa y tomó el nombre de Pío X, se reunía con los niños durante las audiencias papales, y les preguntaba “no solo sobre la fe, sino también sobre su vida cotidiana, y escuchaba con interés sus historias”.

Además, agregó que el pontífice veía a los niños como “herederos iguales del cielo, confiados a sus padres, maestros y sacerdotes”

“Durante sus años como Canciller de Treviglio y director espiritual del seminario, organizaba clases de catecismo para los niños de la ciudad, quienes asistían a la escuela pública donde la religión fue prohibida por el gobierno secular de Italia”, agregó.

La Eucaristía: un don para todos

“Pío X no creía que los niños debían ser excluidos de participar en el Cuerpo de Cristo. Conocido con el ‘Papa de la Eucaristía’, Pío X elogiaba con frecuencia la recepción de la Sagrada Comunión como ‘el camino más corto y seguro para llegar al cielo’”, indicó

Marcum remarcó que, a pesar de las convenciones de la época, el santo Papa determinó que “Cristo nunca quiso que su Cuerpo fuera reservado para adultos y prohibido a los niños a quienes amaba tanto”.

“En 1910, Pío emitió el decreto Quam Singulari, que redujo la edad de la Primera Comunión de 12 a 7 años, la llamada ‘edad de discernimiento’”, señaló. “Una vez, cuando un niño de 4 años impresionó al Papa con su claridad y comprensión de la Eucaristía, Pío X ofreció al niño su Primera Comunión”, agregó.

¡San Pío X, ruega por nosotros!

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