La novena al Espíritu Santo es la más antigua de todas, ya que se hizo por primera vez bajo la dirección de Nuestro Señor mismo cuando envió a sus apóstoles de regreso a Jerusalén para esperar la venida del Paráclito en el primer Pentecostés.

Además, sigue siendo la única novena prescrita oficialmente por la Iglesia. Dirigida a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, es una poderosa súplica por la luz, la fuerza y ​​el amor que tanto necesita todo cristiano.

El Catecismo nos enseña que “la vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo” (CIC 1830).

Los siete dones del Espíritu son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Cada uno de ellos “completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas” (CIC 1831).

La novena comienza el día siguiente a la Solemnidad de la Ascensión, viernes de la VI Semana de Pascua, aunque la Solemnidad de la Ascensión se traslade al VII Domingo.

Novena al Espíritu Santo por los Siete Dones

Primer día

Segundo día

Tercer día

Cuarto día

Quinto día

Sexto día

Séptimo día

Octavo día

Noveno día

¡Puedes rezar esta novena al Espíritu Santo en las vísperas de Pentecostés o cualquier momento del año!

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