Es filosofa católica, madre de cinco hijos y afirma que el feminismo no conduce a que las mujeres sean más felices. En un artículo escrito para National Catholic Register, Carrie Gress analiza por qué el feminismo radical deja a las mujeres sin esperanza al empujar las voces que las mujeres necesitan escuchar más: la de los padres, sus maridos, sus hijos, la Iglesia y Dios.

Madre de 5 hijos y filósofa: “Las mujeres no necesitan más feminismo sino el amor del Padre”

“La cultura pop está llena del mensaje de empoderamiento falso que dice: ‘Si no haces lo que quiero, me iré‘”, comenta la filósofa. Y agrega: “se lo decimos primero a nuestros padres, luego a nuestros maridos y finalmente a nuestros hijos“.

“Al principio, los padres y abuelos son fácilmente descartados como lamentablemente fuera de contacto. A los maridos se les ‘anima’ a encontrar una manera de permanecer callados y serviciales, apoyando todos nuestros deseos y caprichos. Incluso nuestros hijos, que traen consigo las exigencias del embarazo, el nacimiento y la infancia, pueden ser “interrumpidos” para no infringir nuestros planes“.

La filosofa afirma que el feminismo “les ha dicho a generaciones de mujeres que la felicidad depende de seguir su ejemplo”.

“Trágicamente, pero como era de esperar, ninguna de las métricas muestra que las mujeres se estén volviendo más felices. Las estadísticas sobre depresión, suicidio y abuso de sustancias muestran aumentos constantes”, revela.

Esto lleva a decir a Carrie Gress que , como ideología, el feminismo no ha cumplido sus promesas.

¿Pero por qué tiene éxito ese discurso? Para la filósofa, “es eficaz porque depende de la adolescente que todos llevamos dentro, la que no sabe cuán profundamente amada es. Le dice que debe aferrarse a lo que el mundo tiene que ofrecer porque nadie lo hará por ella”.

Pero lo que el feminismo olvida, como todas las adolescentes rebeldes, es que las relaciones son fundamentales. Sin ellas, no puede haber florecimiento. Las mujeres nunca pueden ser felices sin relaciones saludables con sus padres, esposos, hijos, y no solo del tipo que se ajusta a su voluntad, sino que están de acuerdo con la naturaleza humana”, recuerda Carrie Gress.

“El feminismo ha empujado las voces que más necesitamos escuchar, silenciando y descalificando su importancia en nuestras vidas”.

¿Cuáles son esas voces? “La voz de nuestros padres, que ofrecen confianza y aliento. La voz de nuestros maridos, que brindan protección, asistencia y admiración. La de nuestros sacerdotes, y a través de ellos, la voz de Jesucristo, que ofrecen absolución y sabiduría. La voz de todos los que nos entregan su amor incondicional”, comenta.

“No importa cuán rotas o problemáticas puedan estar nuestras relaciones, todavía hay una relación que es más grande y mucho más importante. Es una relación que se puede reparar y, cuando se repare, será la fuente de reparación de todo lo que se rompa en nuestras vidas.

Es el amor de nuestro Padre Eterno, que se nos ofrece a través de Jesús y su cruz.

Este es el amor, conocido por la Magdalena y tantas mujeres a lo largo de los siglos, que reemplaza a cualquier otro amor. Es el amor que cura las heridas, endereza los intelectos, rectifica las voluntades, restaura la dignidad y ofrece la paz”, concluye la filósofa.

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Este artículo fue publicado originalmente en National Catholic Register.

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