De niña libre a esclava, y de allí a santa e inspiración de toda África. Cada 8 de febrero rememoramos la vida de Santa Josefina Bakhita, una mujer que nos recuerda que los caminos por los que Dios nos lleva son a veces misteriosos.

“si no hubiese sucedido esto ahora no sería cristiana y religiosa”

“Si volviese a encontrarme a aquellos negreros que me raptaron y torturaron me arrodillaría para besar sus manos, porque si no hubiese sucedido esto ahora no sería cristiana y religiosa”. Este es el espíritu cristiano de Santa Josefina, una mujer que en toda su vida fue propiedad de 6 amos hasta que encontró a Dios y en Él la libertad.

Josefina, entonces con otro nombre, nació cerca de 1869 en el pueblo de Olgossa, Darfur, actual Sudán del Sur. Allí mismo, cuanto tenía 9 años, fue engañada y secuestrada por un grupo de extranjeros quienes la llevaron a El Obeid para venderla. Fueron ellos quienes la llamaron “Bakhita”, que significaba “suerte”.

A partir de allí su vida tomó un curso doloroso. Ella misma recuerda que su cuarto amo, el peor de todos ellos, la tatuó y le causó 144 incisiones. Pero para evitar la infección ante tamaña agresión, ¡le colocaron sal!

“Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal”

Sin embargo, Dios tenía preparado otro destino para Santa Josefina Bakhita. Debido a la situación política de Sudán, su quinto amo, un consul italiano, tuvo que retornar a Italia. Bakhita viajó con él.

Ya en en el país europeo, tuvo la dicha de conocer a su último -y mejor- amo, Augusto Michieli, quien la llevó en 1884 a trabajar como niñera en un hogar de Venecia. Tan amiga se hizo de su hija Minnina que ambas decidieron ingresar como novicias al Instituto de las Hermanas de la Caridad.

Se resistió a separarse de Dios, su nuevo y único “Dueño”

Desde entonces su vida tuvo un vuelco. Poco tiempo después, quiso ser llevada nuevamente a Sudán pero se resistió a separarse de Dios, su nuevo y único “Dueño”. Como la esclavitud era ilegal en Italia, pudo permanecer en Venecia, donde en 1890 recibió el bautismo, la comunión y la confirmación. Como acto consagratorio eligió de nombre Josefina Margarita Afortunada, apropiándose irónicamente de aquel mote esclavista.

Poco tiempo después, en 1893, se convirtió en hermana de la orden y en adelante desarrolló toda una vida dedicada al cuidado de los más pobres.

Santa Josefina Bakhita falleció en 1947 a los 78 años. 53 años después, en 2000, el papa San Juan Pablo II la canonizó reconociendo su santidad.

¡Santa Josefina Bakhita intercede por todas las personas víctimas de trata!

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