Los católicos creemos las mismas cosas, pero vivimos nuestra fe de manera distinta, y eso atañe también para el santo o devoción por los que cada uno siente mayor cercanía.

En este artículo te acercamos un sencillo modo de fortalecer el vínculo con tu santo favorito para que vivas más plenamente su festividad. Pero también puedes aprovecharlo cualquier día para imitar sus virtudes y obtener su intercesión.

Oración para tu santo favorito

Glorioso(a) San(ta)… a ti acudimos, llenos de confianza en tu intercesión.

Nos sentimos atraídos a ti con una especial devoción y sabemos que nuestras súplicas serán más agradables a Dios nuestro Señor, si tu, que tan amado(a) eres de Él, se las presentas.

Tu caridad, reflejo admirable de la de Dios, te inclina a socorrer toda miseria, a consolar toda pena y a complacer todo deseo y necesidad, si ello ha de ser en provecho de nuestra alma.

Mira, pues, nuestras miserias y penas nuestros trabajos y necesidades, nuestros buenos deseos, y alcánzanos que cada día aseguremos más nuestra eterna salvación con la práctica de las buenas obras y la imitación de tus virtudes.

Fuente: Devocionario Católico

Modo de hacer un triduo o novena en honor a tu santo o prepararte para una festividad

1. Sin multiplicar los ejercicios de piedad, procura pasar estos tres, cinco o nueve días con especial recogimiento y fervor.

2. Haz con todo esmero las obras ordinarias, y ofrécelas cada día al santo a quien consagras la novena, pidiendo supla tus defectos, y presente tus acciones y súplicas al Señor.

3. Emplea cada día un rato en meditar o leer la vida del santo: compara tus imperfecciones con sus virtudes, humíllate y confúndete, pero incentivándote a su imitación.

4. Reza cada día de la novena tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad, dándole gracias por los favores y beneficios que hizo al santo. Luego pide lo que por su intercesión deseas conseguir en la novena.

5. Algunas personas piadosas suelen practicar alguna mortificación o penitencia, y ayunar la vigilia de la fiesta, siempre con licencia de tu confesor.

6. Acaba la novena confesando y comulgando con todo el fervor posible; y no dudes que, haciendo lo que buenamente puedas, alcanzarás el favor que deseas, si fuera para tu eterna salvación.

¡Que estos pasos te ayuden a imitar las virtudes de tu santo y acercarte a Jesús!

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