“Dios está conmigo y no tengo miedo” indicaba Salvo D'Acquisto, un policía italiano que a los 22 años entregó su vida por salvar a aquellos que juró proteger. Recordemos su historia a 80 años de su muerte.

Salvo Rosario Antonio D'Acquisto nació en Nápoles (Italia) el 17 de octubre de 1920, fue vicesargento del Arma de los Carabinieri de Italia y subcomandante de la estación de policía rural de Torrimpietra, en las afueras de Roma.

“Si muero por otros cien, renaceré cien veces más: Dios está conmigo y no tengo miedo”

El 23 de septiembre de 1943, sacrificó su vida por salvar un grupo de 22 civiles, que habían sido acusados de manipular una caja de municiones y provocar la muerte de dos soldados en una base militar cercana.

Como funcionario de la policía, Salvo interrogó a los detenidos, y al darse cuenta que la explosión era un accidente intentó comunicarlo a los alemanes sin conseguir resultado alguno.

Para evitar la muerte de los civiles, Salvo decidió sacrificar su vida ofreciéndose como mártir, al declarar ser culpable del atentado y haber trabajado totalmente solo.

A las 17:15 fue fusilado en Palidoro. Justo antes de la ejecución, gritó “¡Viva Italia!”.  Salvo recibió de manera póstuma la Medalla de Oro al Valor Militar por su gran acto de valentía.

El Ordinario Militar italiano abrió una causa para su canonización en 1983, y fue declarado Siervo de Dios por San Juan Pablo II.

“La historia de los carabineros italianos muestra que las alturas de la santidad se pueden alcanzar en el cumplimiento fiel y generoso de los deberes del propio estado”, señaló San Juan Pablo II en 2001. “Estoy pensando en su colega, el sargento Salvo D'Acquisto, galardonado con una medalla de oro por su valor militar, cuya causa de beatificación está en marcha”, agregó.

¿Ya conocías su historia?

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