Eilmer de Malmesbury, también llamado Oliver pero conocido como “el monje volador”, fue un religioso benedictino que vivió en Inglaterra a principios del siglo XI. Se ganó ese apodo porque intentó saltar desde la torre más alta de su abadía. ¿Quieres saber qué pasó después de esta hazaña? ¡Te lo contamos aquí!

Eilmer vivía en la Abadía de Malmesbury en Inglaterra, que en ese momento tenía la segunda biblioteca más grande de Europa. Allí pudo profundizar sus estudios en astronomía y en el conocimiento práctico de las leyes de la mecánica.

La experiencia no salió bien para él, pero se hizo conocido como “el monje volador”

Animado por los conocimientos adquiridos durante sus años de estudio, comenzó a desarrollar algunos cálculos que, en ocasiones, le habrían permitido cumplir uno de los sueños más anhelados del hombre: el de volar.

Lleno de coraje, construyó dos alas, que él mismo diseñó, y se lanzó desde la torre de la abadía -24 metros de altura- sin pestañear. Y por pura casualidad (o Providencia) escapó de la muerte.

Desafortunadamente, la experiencia no terminó bien y se dice que el monje volador quedó lisiado. Aún así, no se desanimó y todavía quería volar. Pero el abad le prohibió repetir el loco experimento. Por tanto, Eilmer se contentaba con estudiar el cielo día y noche, tanto que sus tratados de astronomía fueron muy apreciados hasta el siglo XVI.

El intento fallido de Eilmer ha sido estudiado y narrado extensamente por eruditos y enciclopedistas talentosos como Helinand de Froidmont, Alberico delle Tre Fontane y Vincent de Beauvais. Incluso la Escuela de Ingeniería Mecánica y Minera de la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia, desarrolló un código de simulación de dinámica de fluidos computacional que lleva su nombre.

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