¿Debemos tomar un descanso? En su primera aparición después de la cirugía para bendecir a los fieles desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Francisco nos deja una consigna para la vida cotidiana: “parar, callar, rezar”.

Antes de comenzar la oración del Ángelus, el Santo Padre comentó el Evangelio del día y refirió a lo importante que es el descanso.

¿Sabías que Jesús nos pidió que tomáramos un descanso? Esto nos explica el Papa Francisco

“A los Apóstoles, que vuelven de las labores de la misión y empiezan a contar con entusiasmo todo lo que han hecho, Jesús les dirige con ternura una invitación: Venid aparte, solos, a un lugar desierto, y descansad un rato”, dice el Papa.

“Al hacerlo, Jesús nos da una enseñanza preciosa – comenta el Papa – Aunque se regocija al ver a sus discípulos felices por los prodigios de la predicación, no se detiene en cumplidos y preguntas, sino que se preocupa por su fatiga física e interior. Advirtió un peligro, que siempre nos acecha también a nosotros: dejarnos atrapar por el frenesí de hacer las cosas, caer en la trampa del activismo, donde lo más importante son los resultados que obtenemos y sentirnos protagonistas absolutos. Iglesia: estamos ocupados, corremos, pensamos que todo depende de nosotros y, al final, corremos el riesgo de descuidar a Jesús. Por eso invita a sus seguidores a descansar un poco separados, con él”.

Claro que el descanso no es solo físico, es un descanso que debe comprender al espíritu. “Y para ello es necesario volver al meollo de las cosas: parar, callar, rezar, para no pasar de las prisas del trabajo a las de las vacaciones“, recomienda el Papa.

“Jesús no se apartó de las necesidades de la multitud, sino que todos los días, en primer lugar, se retiró en oración, en silencio, en intimidad con el Padre. Su tierna invitación, descanse un poco, debe acompañarnos: cuidémonos de la eficiencia, detengamos el frenesí que dicta nuestras agendas. Aprendamos a parar, apagar el teléfono para mirar a la gente a los ojos, cultivar el silencio, contemplar la naturaleza, regenerarnos en diálogo con Dios”.

Ahora sabes cuál es el valor del descanso para un cristiano. 

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