La hermana Anna Nobili era una bailarina nocturna, pero Jesús la llamó a la vida consagrada. Hoy es una religiosa que evangeliza desde la danza. ¡Su historia de conversión es increíble e inspiradora!

Después de una vida marcada por los problemas familiares y los bailes en clubes nocturnos, Anna descubrió a Cristo y decidió consagrarse por completo a Él. Actualmente fundó una academia de baile llamada Holy Dance [Danza Santa] que agrupa a artistas católicos .

El proyecto de la hermana Anna “consiste en anunciar, con la alegría de la danza, la buena noticia de que Dios es Amor y ha enviado al mundo a su Hijo Unigénito para que tengamos vida a través de él”.

Aquí puedes ver la entrevista que le realizaron en el canal de televisión de la Diócesis de Lecce, en Italia.

Esta es la inspiradora historia de la bailarina nocturna que encontró a Jesús y entregó su vida a Él

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La falta de amor familiar y la relación con el cuerpo

Bueno, en primer lugar, sin embargo, todo comienza con esta experiencia, en mi vida, con el cuerpo. Para mi el cuerpo fue un punto de conexión con el mundo que es el mundo, pero yo lo llamo el mundo del espectáculo, también es el mundo de la noche.

Digamos que en mi cuerpo sufrió porque mis padres lucharon por amarse y con mis hermanos hemos cambiado a menudo de ciudad en Italia por este amor que fallaba.

Y por lo tanto, esta atención a sus hijos, esta educación quizás falló. Un ambiente que incluso a veces fue violento, y me hizo buscar fuera de casa lo que todo niño tiene el derecho de tener que es el amor de los padres”.

Luego la hermana cuenta cómo esta situación la llevó a convertirse en una bailarina nocturna.

“Siempre me gusto bailar, pero era muy tímida, balbuceante, porque esta inseguridad interior, esta ansiedad que tenía, este vacío emocional me impedía tener una relación normal en casa.

A los 18 o 19 años, después de una rebelión emocional de amor con un chico que no funcionó  decidí inscribirme en un curso de danza.

“El curso lo dictaba una coreógrafa de canal 5 [canal de TV italiano] y de pronto entré en televisión porque mi rostro se veía bien en cámara. Y en ese tiempo empecé a vivir de noche en Milán, así que frecuentaba algunos turnos en bares, porque ser bailarina no te permite poder vivir.

Y luego, frecuentando estos lugares nocturnos tuve la posibilidad de conocer todos las relaciones públicas de las discotecas de Milán. Así que terminé a las 2 de la madrugada con la posibilidad de entrar gratis a las discotecas“.

Anna antes de la conversión. Créditos: repubblica.it

“Aquí [descubrí] que el cuerpo era un arma de doble filo para mí porque no podía hablar pero gritaba con el cuerpo lo que me faltaba. Y me di cuenta de que no me gustaba mi cuerpo”.

“Digamos que el cuerpo se convirtió en un lugar de placer para los hombres, y se convirtió en un lugar de infierno.

Y no era feliz, llegaba a casa, ebria a veces y lloraba. El mundo veía solo diversión, ganas de divertirme pero luego en lo profundo de mi corazón había soledad“.

El primer encuentro con Jesús

Mi mamá se convirtió porque encontró a Jesús e hizo todo para convertirme. Venía con La Biblia en mano para invitarme a Misa, a rezar los Salmos (…) y yo me rebelaba porque lo que me proponía era imposible.

Y empecé a insultar a mi madre, insultar a Dios, insultar a la vida. Y entonces ella decide rezar por mí. La oración de mi madre era silenciosa”.

Sin embargo, la hermana Anna cuenta que “a los 22 años, no sé cómo, fui a una Misa y sentí que había algo diferente pero no entendí qué me conmovió“.

Con el tiempo se fue acercando más a Jesús, se acercó a una parroquia y asistió a un retiro espiritual. Hasta que comenzó a sentir “un súbito enamoramiento de Jesús”.

Sentí que su amor era auténtico, que su amor era verdadero. Y este perfume de Jesús me dejó fascinada“.

Sin embargo, continuó llevando una doble vida, como bailarina nocturna y fiel católica pero no se había dado la conversión total a Cristo. Hasta que un día, cuando volvía de un retiro espiritual, “me estaba bajando del un vagón de tren en Milán, estaba lloviendo, así que no había nada que podría darme alegría (…)y me di cuenta que nuestro Creador, Nuestro Dios estaba en mi cuerpo.

Y había una parábola que el Señor me ha enseñado (…) y era ‘no sabes que tu cuerpo es templo del Espíritu Santo‘”.

Y entonces dejó todo. “Porque dije que para mí la perla preciosa era Jesús. Jesús me hizo descubrir que la perla preciosa no era yo”. Y continúa: “Para seguir a Jesús tienes que vaciar tu corazón de toda la riqueza

La consagración completa a Cristo

“La parte de la consagración partió de un sueño que recibí de un jardín que se cerraba fuertemente con una puerta. Luego leí un pasaje del Cantar de los Cantares: ‘Eres un jardín cerrado hermana mía, novia mía; eres un jardín cerrado, una fuente sellada‘ (4,12).

Y luego conocí a las Monjas obreras de la Santa Casa de Nazareth y entendí que el Señor me quería con estas hermanas”.

¡Y mira cómo baila!

¡Qué hermosa historia! ¿Tú qué piensas?

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