“Andá, pero en dos meses estás de vuelta”, le dijeron a la hermana Josefina Cattaneo, la joven religiosa de  la Congregación Mercedarias del Niño Jesús. Ya hace ocho años de eso y está feliz de haber elegido entregar la vida por entero a Dios.

En una hermoso reportaje en el diario argentino Infobae, la hermana Josefina cuenta cómo Jesús la llamó a este apostolado y a evangelizar por TikTok.

Hoy vive en Córdoba, provincia de la Argentina, pero recorrió otras provincias y vivió dos años en Ecuador mientras afianzaba su amor a Cristo.

Y es que los caminos de Dios son misteriosos y los llamados a la vida consagrada llegan aunque no lo esperemos. Eso le ocurrió a Josefina, era la tercera de cuatro hermanos y reconoce que su vocación religiosa fue una sorpresa.

En mi familia no son practicantes. Creen en Jesús pero no van a misa. Sin embargo, como fuimos a la escuela de los Hermanos Mercedarios todos conocimos a Jesús de chicos”. ¡Qué importancia la educación religiosa!

En su adolescencia “participaba del movimiento Crisol y pensaba en ser religiosa, pero no me imaginaba siendo feliz en una congregación”. Era una joven que salía y se divertía.

¡La enviaron al psicólogo!

Pero el llamado se hizo más fuerte y se lo dijo a su madre. “Cuando le conté a mi mamá que quería ser monja, me invitó a que fuera a una psicóloga. Fui tres veces y la terapeuta me dijo que todo estaba normal”, cuenta y agrega que por su forma de ser extrovertida, varios le decían –sin mala intención–:

“Andá, pero en dos meses estás de vuelta”.

“Mis amigas me apoyaban, pero me decían que estaba re loca. Y sí, yo pensaba lo mismo. Es que es una locura ser monja… amar a Jesús en este tiempo ¡y siempre! De todas maneras, es una locura muy mía. La propuesta más linda. Me hace feliz y me ayuda a hacer feliz a otros”.

Pero no quería llegar a los 40 años y preguntarse si hubiera sido más feliz siendo religiosa.

Prefería hacerlo en ese momento: entrar, darse cuenta que no era para ella e irse. Creía que eso iba a pasar. “Es que me encantaba la fiesta y estar con mi familia. Había tenido novio, como cualquier chica. ¡Nadie me daba un peso de monja! Ni yo misma. Pero todo es regalo de Jesús”, asegura al medio argentino.

“Eso sí, el fin de semana anterior a entrar [a la etapa de formación y discernimiento] salí con mis amigas al boliche, en Magdalena [el pueblo donde vivía]. Les digo: ‘Esta es la última, chicas. ¡Disfrutemos!’”, afirma entre risas.

Y llegó la pandemia…

Como el resto del mundo la pandemia de COVID-19 y el confinamiento la obligó a poner en suspenso las formas cotidianas en que evangelizaba. Entonces, la joven religiosa siguió lo que hacían otros y se descargó TikTok.

“Me descargué la aplicación hace un tiempo pero no encontraba el momento de usarla. Iba a rezar y me acordaba que la tenía. Hasta que hace un mes dije: ‘Jesús, ¡dame una mano! Con el encierro por la pandemia ¡no sé cómo anunciarte!’”.

¡Hoy ya tiene 13.300 seguidores y casi 70.000 me gusta!

Y reconoce: “Me daba cosa, pero pensé: así como estuve hablando de Jesús en Ecuador, Córdoba y Entre Ríos, repleta de miedos, ¿por qué no estar también en TikTok? Jesús siempre está donde está la gente… ¡y ahora la gente está en TikTok!”

Aquí puedes ver algunos de sus videos

¿Qué te parece lo que hace esta joven religiosa?

Este artículo fue publicado originalmente en Infobae.

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