San Esteban de Hungría: El rey que se disfrazaba, el pobre que comía

Cada 16 de agosto, la Iglesia celebra a San Esteban de Hungría, un santo que fue modelo de esposo, padre y gobernante.
Resulta que en nuestros países tenemos gobiernos tan malos, que para muchos es muy difícil pensar que alguna vez existieron buenos gobernantes. Y es que ¡todos los días recibimos malas noticias!
A pesar de estos malos ejemplos que generan tanto ruido, en la historia de la Iglesia encontramos modelos a seguir. Uno de ellos es el rey que se disfrazaba para atender a los más necesitados de su reino: San Esteban de Hungría.
San Esteban vivió entre 975 y 1038. Fue un esposo ejemplar y se hizo famoso por los consejos a su amado hijo Emérico para que conservara la fe, trataba a todos por igual sin distinguir clases o ideas políticas, brilló por ser compasivo y misericordioso con los más necesitados y trabajó por la conversión de Hungría edificando iglesias dedicadas a la Virgen María.
Es uno de los ejemplos más claros de líder cristiano. Lo que pocos saben es que San Esteban tenía una costumbre peculiar: despojarse de su atuendo real y vestirse como ciudadano común para poder ayudar a los más pobres sin ser reconocido. Solía repartir canastos de alimentos a los que no tenían qué comer.
Era un gobernante que sabía para quién gobernaba: para su pueblo; pero sobre todo para Cristo, que habitaba en los más necesitados de su reinado.
Pidamos la intercesión de San Esteban por la conversión de todos los gobernantes y políticos, especialmente en los países más afligidos por la corrupción y las injusticias.
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