Su nombre es Sandra Sabattini, y ya es la primera novia en ser declarada beata en la historia de la Iglesia. El cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió la Misa de beatificación este 24 de octubre.
Sandra tenía 22 años y estaba comprometida con su novio Guido Rossi. Soñaba con convertirse en médica misionera en África, por eso se inscribió en la Universidad de Bolonia para estudiar medicina.
Desde temprana edad, con tan solo 10 años, Dios se abrió camino en su vida. Pronto comenzó a escribir sus experiencias en un diario personal. “Una vida vivida sin Dios es solo una forma de pasar el tiempo, ya sea aburrido o divertido, un tiempo para completar esperando la muerte”, supo decir en una de sus páginas.
Ella y su novio participaban de la Comunidad Papa Juan XXIII, y juntos vivían una relación marcada por un amor tierno y casto, a la luz de la Palabra de Dios. Sin embargo, un día ambos partieron con un amigo a un encuentro de la comunidad cerca de Rímini, donde residían.
El domingo 29 de abril a las 9.30 de la mañana llegó en coche con su prometido y un amigo. Justo cuando salía del auto ella, junto con su amigo Elio, fueron atropellados violentamente por otro auto. Pocos días después, el 2 de mayo, Sandra fallecía en el hospital.
La beatificación de Sandra Sabattini
Durante la ceremonia de beatificación, el cardenal Semerano dijo en su homilía que “Sandra fue una auténtica artista” porque “aprendió muy bien el lenguaje del amor, con sus colores y su música”. Su santidad fue “su apertura a compartir con los más pequeños, poniendo al servicio de Dios toda su joven vida terrenal, hecha de entusiasmo, sencillez y gran fe”, agregó.
La beata Sandra Sabattini, mencionó, “acogía a los necesitados sin juzgarlos porque quería comunicarles el amor del Señor”. En este sentido, su caridad fue “creativa y concreta”, porque “amar a alguien es sentir qué es lo que necesita y acompañarlo en su dolor”.
Oración oficial a la beata Sandra Sabattini
Oh Dios, te damos gracias por darnos a
Sandra Sabattini y bendecimos la poderosa acción
de tu espíritu que obró en ella.
Te veneramos por tu santa actitud contemplativa
ante las bellezas de la creación;
por el ardor en la oración y la adoración eucarística;
por la generosa dedicación a los discapacitados y los “más pequeños”
en un compromiso intenso y constante por la caridad;
por su sencillez de vida en cada compromiso diario.
Concédenos, Padre, por intercesión de Sandra,
para imitar sus virtudes y ser testigos como ella es
de tu amor en el mundo
También te pedimos toda gracia espiritual y
material…
Si está en Tu diseño de amor, deja que Sandra sea
proclamada bienaventurada y conocida en toda la Iglesia,
por nosotros y por la gloria de tu nombre.
Amén.
¡Beata Sandra Sabattini, ruega por nosotros!
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