Así es, solo hay un pecado que Dios no puede perdonar, y quizás esta cita nos lo recuerde:

“Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.”(Mc. 3, 29)

Pero… ¿qué significa en verdad?

Hay muchos que ante esta cita bíblica quedan desconcertados y a la final, o se hacen de la vista gorda para no complicarse la existencia y continúan con su vida, o quedan con la idea de que Dios perdona todo pero que Su misericordia tiene un “límite” cuando del Espíritu Santo se trata, tirando al traste las veintiséis veces en que el Salmo 135 afirma que “(…) es eterna su misericordia”(Salmo 135, 1- 26)

Seamos realistas, también habrán de los que ni sabían de la existencia de esta cita pero ya que la leyeron, pues de una vez harán el esfuerzo de informarse.

El contexto para evitar el pretexto

Para poder comprender a qué se refería Jesús con estas palabras, debemos ir hacia atrás (del texto bíblico… por favor regrese al asiento), y ver toda la historia. Cuando vemos una cita bíblica sin saber en qué momento fue dicha, a quién fue dicha y las circunstancias del evento, podemos fácilmente malentender (y malinterpretar) la cita. Revisar Marcos 3, 20-30 nos dará un contexto amplio sobre la afirmación que ha hecho Cristo. (Tal vez quieran –deban–  leerlo antes de continuar)

En Mc. 3,20 vemos a Jesús expulsando demonios aquí y allá, mientras algunas autoridades judías empezaron a decirles a los demás que era Jesús quien estaba poseído, y que era por el poder de Satanás que podía expulsar a los demonios.

Después de explicar porqué “expulsar a Satanás con el poder de Satanás” no tenía sentido (admitámoslo, debió ser más ridículo escucharlo que leerlo), Jesús pronuncia estas palabras que hemos citado al inicio, refiriéndose al pecado que no será perdonado.

Básicamente, la gente estaba diciendo que la obra del Espíritu Santo era en realidad obra de Satanás. Ahora, debemos tener en cuenta que Jesús vino exclusivamente a hacer la obra de Dios (para mostrarnos el amor del Padre y para perdonarnos por el pecado que nos mantenía separados de Él). Si fallamos en reconocer y aceptar esa obra, nos estamos cerrando a la misericordia y el perdón que Dios está tratando de darnos. Si ese es el caso, ¿cómo podremos ser perdonados?

Siendo más claros…

“(…) No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo. Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1864).

No es que haya gente que vaya por la vida diciendo que las obras de Cristo en realidad son de Satanás – aunque puede que sí los haya –, sino que basta el hecho de cerrarnos a la misericordia de Dios, creyendo que nuestro pecado es más grande que Su misericordia.

Básicamente se reduce a esto: cuando no creemos que Dios puede salvarnos, estamos cerrando nuestro corazón al Espíritu Santo, y por tanto Dios no nos puede salvar. No se trata de que Dios no “pueda” perdonarnos, sino que nosotros no queremos ser perdonados.

En otras palabras mis estimados, ni la misericordia de Dios tiene un límite, ni hay necesidad de inventarse “pecados imperdonables” para explicar esta cita bíblica. Sencillamente – y están en toda la libertad de ponerlo en su muro de Facebook ahora mismo – el único pecado que Dios no puede perdonar, es aquél por el cual nos rehusamos a pedir perdón.

¡Dios los bendiga!

Publicado originalmente en el blog de Steven Neira.

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