Angelo Giuseppe Roncalli  nació en Italia en 1881. Fue ordenado sacerdote poco antes de cumplir 23 años y nombrado obispo a los 44. Fue elegido Sumo Pontífice en 1958 a los 77 años y tomó el nombre de Juan XXIII.

Fue un Papa muy amado por los fieles y muy querido por los líderes de la época. Fue canonizado junto a San Juan Pablo II el 27 de abril del 2014.

Estas son algunas de las razones por las que se ganó el apelativo de “Papa Bueno”:

Su buen humor

San Juan XXIII llevaba las cosas con calma y alegría. Por ejemplo, cuando lo eligieron Papa las sotanas que tenían preparadas para él no le quedaban. Así que tuvieron que hacerle ajustes en ese preciso momento, antes de salir a dar su primera bendición. Él suspiró y bromeó: “Tal parece que todos me eligieron como Papa menos el costurero”.

Rescató a muchos judíos

Cuando aún era arzobispo, llegó a cumplir misiones diplomáticas en Turquía y Grecia. Gracias a sus contactos logró proporcionar visas de tránsito y otros documentos a judíos que escapaban del Holocausto.

Hombre de Paz

En octubre de 1962, Estados Unidos y Rusia estuvieron a punto de iniciar una Guerra Nuclear. Ante esto, el Papa dio un discurso tratando de convencer a ambos países de no atacarse.

Días después, rusos y estadounidenses desistieron desistieron. Meses más tarde, publicó la encíclica “Pacem in Terris”, donde invita a la humanidad a vivir en armonía.

Pidamos la intercesión del “Papa Bueno” para que haya paz en el mundo. Y para que cada uno de nosotros aprenda de Dios a encontrar paz en lo cotidiano.

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