La charlista y escritora católica, y locutora del programa radial “The Electric Waffle”, Katie Prejean McGrady, comentó sobre la reciente opinión de la Conferencia Episcopal de Alemania de permitir a las mujeres hacer la homilía en las Misas.

Ante esto, Prejean expresó un explícito rechazo contra esta idea; sobre todo porque considera que aceptar esta postura es indicar que para que las mujeres sean importantes en la Iglesia, estas deben tener labores de sacerdote.

Cosa que considera equivocada, ya que la mujer no necesita de la vida sacerdotal para ser líder e influir en la Iglesia Católica. 

Te compartimos su reflexión:

Solo quiero decir:
Soy una mujer católica que ‘predica’ mucho, y nunca lo he querido hacer en Misa, o me sentí marginada porque no me lo ‘permitieron’.
Las voces proclamando el Evangelio fuera de la liturgia son muy necesarias. Es clerical el pensar que tenemos que estar en la Misa para ser valiosas”.

En mi misión en la parroquia, el sacerdote me pidió que dé la reflexión durante la Misa. Yo le dije que prefería hacer un anuncio antes o después de Misa, y que él haga la homilía, como es normal. 
Él insistió.
Me rehusé.
Con un discurso pequeño mío tuvimos dos noches seguidas con la iglesia llena de fieles”.

Yo estoy completamente a favor del empoderamiento de la mujer en la Iglesia. Es la canción que canto (pregúntenle a cualquiera que trabaje conmigo). Más mujeres sentadas a la mesa, me atrevo decir a la cabeza de la mesa, es mi sueño.
Pero insistir que tengamos roles de sacerdote es indicar que necesitamos ser sacerdotes para ser influencia”. 

Y déjenme decirles…
Las mujeres no necesitan de collarines para liderar, servir, influenciar y hacer una Iglesia diferente.
Solo necesitamos personas que reconozcan nuestros dones y propiedades femeninas igualmente valiosas, que alcen nuestras voces, que escuchen nuestras ideas, y que nos den espacio y lugar para trabajar”. 

He visto que esto se hace. Lo he experimentado.
He visto que no se hace bien. También lo he experimentado.
Ante esto, estoy convencida: las mujeres tienen dones que la Iglesia necesita desesperadamente y no podemos asumir que estos brillaran solo si se nos permite ser sacerdotes”.

Esos dones brillan cuando nosotras brillamos, como mujeres, en roles más allá del orden sacerdotal de Jesús Cristo. 
Así también, por virtud del bautismo, soy sacerdotisa, profeta y reina. Y déjenme decirles, es todo lo que necesito para hacer el trabajo que Jesucristo me pida.
No necesito collarín. Solo Gracia”. 

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