El conflicto entre Ucrania y Rusia se agrava día a día y, como cristianos, tenemos la obligación de rezar una oración por la paz.
San Juan Pablo II fue un Papa que especialmente se comprometió en la generación amistad entre los pueblos, tendiendo puentes allí donde había un conflicto. Se lo conoció ser el Santo Padre que más impulsó el ecumenismo y el diálogo interreligioso pero sobre todo, y fue conocido como el “Papa peregrino”, además de un activo luchador por la paz.
En el año 1978 intervino en el “Conflicto del Beagle” entre Argentina y Chile que parecían encaminadas a una guerra irremediable. En 1986, en un gesto sin precedentes, convocó a los jefes y representantes de las Iglesias cristianas y de las religiones de todo el mundo a la Jornada Mundial de Oración por la Paz.
Por esta razón, en esta situación tan delicada para la paz mundial, compartimos esta breve pero intensa oración por la paz que San Juan Pablo II rezó en el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima.
Oración por la paz de San Juan Pablo II
Y al Creador de la naturaleza y del hombre, de la verdad y de la belleza, suplico:
Escucha mi voz, pues es la voz de las víctimas de todas las guerras y de la violencia entre los individuos y las naciones.
Escucha mi voz, pues es la voz de todos los niños que sufren y sufrirán cuando las gentes pongan su fe en las armas y en la guerra.
Escucha mi voz cuando te ruego que infundas en el corazón de todos los hombres la sabiduría de la paz, la fuerza de la justicia y la alegría de la confraternidad.
Escucha mi voz, pues hablo por las multitudes de todos los países y de todos los períodos de la historia que no quieren la guerra y están preparados a caminar por sendas de paz.
Escucha mi voz y concédenos discernimiento y fortaleza para que podamos responder siempre al odio con amor, a la injusticia con la dedicación total a la justicia, a la necesidad compartiendo de lo propio, a la guerra con la paz.
¡Oh Dios! Escucha mi voz y concede en todo el mundo tu eterna paz.
¡Reza esta oración por la paz en Ucrania!
¡San Juan Pablo II, ruega por nosotros!