En el vientre de una madre había dos bebés. Uno de ellos preguntó al otro: ¿Crees en la vida después del parto?

El otro le respondió: ¿Por qué? ¡Por supuesto!. Tiene que haber algo después de nacer. Obviamente parece que estamos aquí para prepararnos a ser lo que seremos después, además tenemos capacidades que están hechas para algo más grande que sólo el estar aquí.

El primero le contesta: ¡Tonterías!. No hay vida después del nacimiento. ¿Qué te hace pensar que podría haberla?

El segundo dijo: Bueno, supongo que si tenemos ojos, piernas y boca es porque hay un mundo exterior que tiene más luz que aquí adentro y así podremos mirar, y será un lugar donde podremos caminar con nuestras piernas, y comer con nuestra boca. O sea, ¿por qué tendríamos piernas si no tuviéramos que caminar nunca, o por qué tendríamos ojos si nunca vamos a tener que mirar la luz? Tal vez habrá muchas otras cosas que por ahora no podemos comprender.

El primero respondió: Eso es absurdo. Tú sólo estás creando una ilusión encantadora y esperanzadora de que las cosas van a mejorar. Esta oscuridad es todo lo que hay. ¿Quién necesita caminar? ¿Y comer con la boca? ¡Qué ridículo! El cordón umbilical suministra nutrición y todo lo que necesitamos. Además el cordón umbilical es tan corto que la vida después de nacer lógicamente se acabaría.

El segundo insistió: Bueno, yo sí creo que hay algo más allá afuera de este útero. Una especie de anhelo está en mi corazón de querer poder ver, caminar libremente, comer y disfrutar de las cosas. O sea, ¿por qué habría que tener estas piernas, ojos, boca y manos entonces? ¿Y de dónde sale este anhelo de querer usar todo esto si no estuvieran hechos para algo más? De hecho creo, que tal vez no necesitaremos este cordón umbilical nunca más.

El primero volvió a responder: ¡Qué tonterías! Y más aún, si hubiera vida, entonces ¿por qué nadie ha regresado de allí? Cuando uno nace la vida llega a su final, además después de nacer no hay nada más que oscuridad, silencio y olvido. Nacer no nos llevará a ninguna parte.

El segundo siguió con su explicación: No. Seguramente nos encontraremos con nuestra madre y ella nos cuidará.

El primero respondió: ¿Madre? ¿Tú realmente crees que tenemos una madre? Eso es ridículo. Si existiera una madre entonces, ¿dónde está ahora?

El segundo dijo: Ella es todo lo que nos rodea. Estamos rodeados de ella. Somos de ella y es dentro de ella donde ahora vivimos. Sin ella, el mundo en el que estamos ahora no existiría.

A lo que dijo el primero: Bueno, yo no la veo, por ello es lógico que ella no exista.

A lo que el segundo respondió: A veces, cuando estoy en silencio y me concentro realmente la llego a escuchar, puedo percibir su presencia, y escucho su voz cariñosa, llamándome desde arriba.

¿Cuál crees tú que es la moraleja?

Publicado originalmente en la bitácora zanahoria.

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