“A lo largo de nuestra vida, pero especialmente en la hora de nuestra muerte, los espíritus malignos de la enfermedad y la desesperación suelen afligir a las almas”. Esto es lo que comenta Monseñor Stephen Rossetti para explicar una realidad a la que están sometidos todos los cristianos.

En un artículo de su Exorcist Diary, el sacerdote explica cómo algunos demonios intenta generar desesperación en los fieles, y cómo podemos combatirlos confiando en la Divina Misericordia.

¿Demonios que provocan la desesperación? Sacerdote explica cómo combatirlos

“Había sido una larga batalla contra el cáncer. Sabía que se estaba muriendo y lo admitió. Lo que no sabía, ni él me dijo en ese momento, era que estaba luchando con profundos sentimientos de miedo y desesperación. Era un hombre de fe, pero estos espíritus oscuros eran muy reales y muy fuertes, y lo atormentaban”, comenta Monseñor Rossetti.

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“Entonces, oramos explícitamente una y otra vez para que este demonio fuera expulsado. Cuando terminó la sesión, hubo un cambio notable en el hombre”.

Sin embargo, “a medida que pasaron los meses, estos espíritus malignos regresaron, aunque no tan fuertes. Parece que Satanás continuaba explotando su miedo natural a la muerte, que era la apertura para que el maligno regresara y lo tentaba a la desesperación. Luchó valientemente contra esta tentación final. Algún tiempo después, falleció en paz”.

¿Cómo luchar contra esta clase de espíritus? El secreto está en la confianza en la Divina Misericordia. Para comprobarlo, Monseñor Rossetti menciona a Santa Catalina de Siena.

“Santa Catalina de Siena en su famosa obra, El Diálogo, informó que el Señor le dijo: ‘Este último pecado [de desesperación] es más grave para Mí que todos los demás pecados’. Las almas culpables de desesperación ‘juzgan [su] miseria mayor que Mi misericordia’. Desesperado por la misericordia de Dios, ‘este es el pecado que no es perdonado aquí ni allá, porque el alma no sería perdonada, menospreciando Mi misericordia’. Como ejemplo, el Señor le dijo a Santa Catalina: ‘La desesperación de Judas me disgustó más y fue más grave para mi Hijo que su traición a Él”.

“El remedio es claro: confiamos en la misericordia de Dios. Cualquiera sea nuestro pecado, no importa cuán grave sea, el Señor está listo para perdonarnos y darnos la bienvenida a su Reino. Solo necesitamos pedirla”.

¡Jesús, en Ti confío!

Este artículo fue traducido y adaptado de Exorcist Diary.

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