Investigadores del Hospital para Mujeres de la Universidad Brigham de la Facultad de Medicina de Harvard hicieron recientemente un descubrimiento increíble: ¡en un nuevo estudio, pudieron identificar cómo funcionan la fe y la espiritualidad en el cerebro humano!

A través de exámenes de imágenes, los especialistas identificaron que existe un circuito cerebral específico vinculado a la fe. Se encuentra en un área llamada sustancia gris central, que los médicos han estudiado durante mucho tiempo. Esta región es responsable del comportamiento desinteresado e incluso del amor incondicional.

Científicos hacen un descubrimiento impresionante de cómo funciona la fe en el cerebro

El estudio se publicó en la revista Biological Psychiatry y explica que la fe es parte de la dinámica neurobiológica fundamental, además de estar ligada al tejido neurológico. Y este descubrimiento asombró a los científicos, ya que muestra que la fe está en un lugar “primitivo” del cerebro.

Para el estudio, se utilizó una técnica conocida como mapeo de redes de lesiones, que analiza los comportamientos humanos más complejos desde la ubicación de las lesiones cerebrales.

Se entrevistó a cientos de pacientes a los que se les extirparon tumores de diferentes lugares del cerebro. Todos respondieron una serie de preguntas sobre cómo se sentían acerca de la dimensión espiritual antes y después del procedimiento. Luego compararon los resultados con los de personas que habían sufrido un traumatismo cerebral durante la guerra de Vietnam.

Como resultado del mapeo de la red de lesiones, los científicos descubrieron que existían nódulos positivos y negativos en la Sustancia Gris Central , que se afectaban según la ubicación de la lesión, lo que aumentaba o disminuía la fe de los pacientes.

A modo de ejemplo, explican que las personas que desarrollan enfermedades como el Parkinson pueden verse afectadas en las regiones positivas del circuito, por lo que es más probable que experimenten una disminución de la espiritualidad.

Los estudiosos advierten, sin embargo, que aunque este descubrimiento es muy importante para una mejor comprensión del cerebro humano, no es una regla. Por tanto, no quiere decir que una determinada enfermedad genere ciertamente una “disminución” de la fe o viceversa.

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