Hoy en día el reloj  está presente en todas partes, en la muñeca, en la pared, en el móvil… Es una gran facilidad para nosotros saber la hora exacta del día, pero no siempre fue así. ¡Muchas civilizaciones han intentado crear formas de entender el paso del tiempo y uno de los inventos que dieron lugar al reloj que conocemos hoy vino de un papa!

El historiador Thomas E. Woods Jr. dice que “el primer reloj que conocemos fue construido por el futuro Papa Silvestre II para la ciudad alemana de Magdeburgo, alrededor de 996. Más tarde, otros monjes fueron perfeccionando esta técnica”.

El papa que construyó el primer reloj moderno

Gerbert d’Aurillac, el nombre bautismal del Papa, nació en 946 en Auvernia, Francia. Nacido de una familia pobre, tenía que pasar las noches cuidando el rebaño familiar y, a menudo, utilizaba las noches estrelladas para estudiar astronomía. Su inteligencia pronto llamó la atención de un sacerdote, que lo llevó a estudiar al monasterio de Santa María de Ripoll, en España.

En 996, creó el primer reloj de péndulo mecánico, que funcionaba con un peso. Tocaba una campana en ciertos momentos del día para recordar a los monjes que era hora de rezar.

La invención del Papa Silvestre II se convirtió entonces en el embrión del reloj mecánico, y su concepto fue utilizado por la Iglesia Católica durante unos 400 años, hasta que se hizo popular en el mundo alrededor del siglo XV.

Otros religiosos y relojes

Thomas E. Woods Jr. también dice que “Peter Lightfoot, un monje de Glastonbury, construyó en el siglo XVI uno de los relojes más antiguos que nos llegaron y que ahora se encuentra en excelentes condiciones en el Museo de Ciencias de Londres” .

Richard de Wallingford, un abad del siglo XIV de la abadía benedictina de Saint Albans (y uno de los precursores de la trigonometría en Occidente), es famoso por el reloj astronómico que diseñó para su monasterio.

Se dice que, al menos en los dos siglos siguientes, no hubo otro reloj que igualara a este en sofisticación tecnológica: era una maravilla para su época. No sobrevivió mucho tiempo: puede que haya desaparecido entre los objetos de los monasterios confiscados por Enrique VIII. Pero las notas dejadas por el abad permitieron hacer un modelo y una réplica de ese reloj a escala real. Además del tiempo, pude predecir con precisión los eclipses lunares”.

¡Increíble! ¿Alguna vez has oído hablar de esta historia?

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