La Virgen de Akita es una de las apariciones más asombrosas del siglo XX: tres mensajes de María a una religiosa desde una estatua de madera que sudaba sangre y lloraba. Sus advertencias sobre los últimos tiempos nos advierten sobre la necesidad de la penitencia y la oración.

Las revelaciones de la Nuestra Señora a la hermana Agnes Sasagawa, constan de tres mensajes comunicados en diferentes meses del año 1973. Ocurrieron en un convento en Akita, Japón; y de allí viene el nombre de la advocación.

Además de los mensajes -que son el núcleo de la revelación- la manifestación de la Virgen de Akita estuvo rodeada de acontecimientos extraordinarios.

Por un lado, la hermana Agnes recibió una herida de origen sobrenatural en su mano derecha en forma de cruz y fue sanada de la sordera que tenía de manera inexplicable.

Pero por otro lado, la estatua de la Virgen ofreció un testimonio importante del sentimiento que acompañaba a las manifestaciones marianas. La escultura tallada en madera sudó sangre y lloró en 101 ocasiones durante seis años desde el 4 de enero de 1975.

Los mensajes de la Virgen de Akita fueron aprobados el 22 de abril de 1984 por John Shojiro Ito, obispo de Niigata, Japón. Aún no tienen reconocimiento de la Santa Sede.

Como toda revelación privada, ningún católico está obligado a creer en ella. Para ser creíble debe estar siempre en sintonía -y nunca negar- al Evangelio, la Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia.

Cuando la Virgen de Akita advirtió los últimos tiempos de la Iglesia y el mundo

El primer mensaje (6 de julio de 1973): Una curación milagrosa y la oración de reparación

En esta primera manifestación, la Virgen de Akita le dijo a sor Agnes:

“Hija mía, mi novicia, me has obedecido bien al abandonar todo para seguirme. ¿Te duele la dolencia de tus oídos? Tu sordera sanará, tenlo por seguro. ¿Te hace sufrir la herida de tu mano? Reza en reparación por los pecados de los hombres”.

Además Nuestra Señora le enseñó a la religiosa una oración para pedir perdón por esos pecados que ofenden gravemente a Dios:

“Sacratísimo Corazón de Jesús, verdaderamente presente en la Santa Eucaristía, te consagro mi cuerpo y alma para ser enteramente una con Tu Corazón, sacrificado cada instante en todos los altares del mundo y dando alabanza al Padre, implorando por la venida de Su Reino.

Ruego que recibas esta humilde ofrenda de mi ser. Utilízame como quieras para la gloria del Padre y la salvación de las almas.

Santísima Madre de Dios, no permitas que jamás me separe de tu Divino Hijo. Te ruego me defiendas y protejas como tu hijo especial. Amén”.

Segundo mensaje (3 de agosto de 1973): La advertencia del próximo castigo.

Muchos hombres en este mundo afligen al Señor. Deseo que las almas lo consuelen para suavizar la ira del Padre Celestial” dijo la Virgen de Akita a la hermana Agnes.

“A fin de que el mundo conozca Su ira, el Padre Celestial se está preparando para infligir un gran castigo a toda la humanidad. Con mi Hijo he intervenido tantas veces para apaciguar la ira del Padre.

He prevenido la venida de calamidades al ofreciéndole los sufrimientos del Hijo en la Cruz, Su Sangre Preciosa, y las almas amadas que lo consuelan formando una cohorte de almas víctimas. La oración, la penitencia y los sacrificios valientes pueden suavizar la ira del Padre“.

Tercer y último mensaje (13 de octubre de 1973): La tribulación de la Iglesia

La última revelación de la Virgen de Akita vuelve a advertir sobre el castigo que se enviará a la humanidad si no se convierte.

“Como les dije, si los hombres no se arrepienten y mejoran, el Padre infligirá un terrible castigo a toda la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, como nunca antes se ha visto.

Fuego caerá del cielo y acabará con una gran parte de la humanidad, tanto buenos como malos, sin perdonar ni a sacerdotes ni a fieles.

Los supervivientes se encontrarán tan desolados que envidiarán a los muertos. Las únicas armas que te quedarán serán el Rosario y la Señal que dejó Mi Hijo. Cada día reciten las oraciones del Rosario. Con el Rosario, recen por el Papa, los obispos y los sacerdotes“.

Además, la Virgen de Akita muestra su preocupación por las divisiones, pruebas y persecuciones que atravesará la Iglesia.

La obra del diablo se infiltrará incluso en la Iglesia de tal manera que se verá cardenales oponiéndose a cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y encontrarán la oposición de sus compañeros… iglesias y altares saqueados; la Iglesia estará llena de aquellos que aceptan compromisos y el demonio presionará a muchos sacerdotes y almas consagradas para que dejen el servicio del Señor.

El demonio será especialmente implacable contra las almas consagradas a Dios. El pensamiento de la pérdida de tantas almas es la causa de mi tristeza. Si los pecados aumentan en número y gravedad, ya no habrá perdón para ellos”.

¿Tú qué piensas?

Este artículo fue traducido y adaptado de EWTN.

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