Alguno de nosotros quizás tiene en este momento un llamado de Dios a la vida consagrada, sin embargo, posiblemente, no sabemos cómo responder ante ella. El testimonio de Remedios Vizcarro podría ayudarnos.
Inmigrante
Remedios nació hace 25 años atrás en Guinea Ecuatorial, un país al este del África. A sus 21 años de edad, sus padres deciden mudarse a España para buscar un futuro mejor.
Fiestera
“Yo era un poquito loca”, bromeó Remedios en un testimonio que dio al canal de Youtube de su centro de estudios, la Universidad Católica de Ávila.
Por ser la más avispada de la familia, fue a Madrid para vivir de fiesta en fiesta, pero también para estudiar unos cursos de ciencias para contentar a sus padres.
Después de la insistencia de sus padres, ella aceptó estudiar enfermería en su actual universidad.
Misiones
En esta universidad conoció la actividad de Misiones. Donde tenías actividades como cuidar ancianos y otras iniciativas solidarias, como viajar para ayudar a los más necesitados.
Fue el año pasado cuando decidió ir de misiones a Chile, a sus zonas pobres. Donde encontró mucho sufrimiento y necesidad de amor. Este viaje la marcó por completo.
Llamado
Ella fue criada como católica, pero en su vida de fiestera ella cortó todo vínculo con la Iglesia. Gracias a las misiones, fue retomando poco a poco la vida católica.
Fue en este camino lento, que empezó a sentir un llamado hacia la vida religiosa. Sin embargo, ella no quería hacer caso a este llamado ya que quería “lo que toda joven sueña: un buen marido, casa en la playa, hijos, etc”.
Sin embargo, cuando viajó a Chile y conoció a las monjas de clausura de Santa Teresa de los Ángeles, ella no pudo negar más su vocación, y decidió meterse de lleno a la vida consagrada.
“¿Qué he hecho con mi vida?” (…) “Es mejor ahora”
Cuando conoció a las carmelitas, cuando supo cómo vivían las monjas, se dijo: “¿Qué hago aquí, Señor, si yo soy toda tuya? Yo quiero estar ahí contigo”.
Asimismo, se decía: “Ellas rezan por todo le mundo, yo no puedo cuidar a todo el mundo aquí como enfermera, pero sí puedo rezar por todo el mundo”.
Si bien confiesa que ella es alguien con mucha atracción por el mundo y las fiestas, indicó que tomó una decisión seria y que se quiere entregar por completo a Dios.
“Yo no me quiero levantar dentro de 2 años y decir: ‘¿Qué he hecho con mi vida?’, y no ser feliz. Porque al final, empiezo a intentarlo con este o con el otro…no, nada…entonces… es mejor ahora”.