San Juan Vianney, llamado también el Santo Cura de Ars, fue famoso por la devoción a su vocación, y por ser un gran confesor y consejero.
Sin embargo, lo que poco se conoce de este santo francés es que durante su vida soportó ataques físicos provenientes del demonio.
En una ocasión, su hermana se encontraba hospedada en su comunidad. Por la noche, la despertó un extraño sonido.
Eran golpes contra la pared y contra una mesa. Temerosa, fue a ver a su hermano que se encontraba despierto en su habitación.
“Oh, hija mía” – le dijo su hermano – “no deberías haberte asustado: es el Grappin (‘horquilla’, que era su apodo para Satanás). Él no puede hacerte daño. En cuanto a mí, me atormenta de diversas maneras. A veces me agarra por los pies y me arrastra por la habitación. Es porque convierto las almas al buen Dios”.
En otro caso, Vianney se encontraba confesando en su parroquia, cuando alguien le informó que su habitación se estaba incendiando. El santo:
“El Grappin está muy enojado. No pudo atrapar al pájaro, así que ha quemado la jaula. Es una buena señal. Tendremos muchos pecadores este día”, dijo el patrono de los sacerdotes refiriéndose a que habría muchas confesiones.
El testimonio de este santo nos invita a no tenerle miedo al demonio, sino a mantenerlo alejado y a confiar plenamente en la protección de Dios.
Pidamos su intercesión para que podamos tener un alma apegada a Dios y que no nos venza el miedo al demonio.
Nota original de ChurchPop.