La semana pasada, una mujer compartió su historia de conversión en X (anteriormente Twitter), un testimonio que nos muestra la sutileza con la que María nos lleva a Jesús.
En su publicación, ella explicó que en 1993, durante la universidad, su novio italiano le enseñó la oración del Avemaría, la cuál anotó en su diario y la recitaba diariamente en italiano.
Tres años después, se convirtió al catolicismo.
"No se me ocurrió en ese momento que esas acciones estuvieran conectadas", señaló. "Ahora estoy segura de que lo estaban".
Los usuarios dejaron mensajes de apoyo y comentaron testimonios similares sobre el rosario.
Un usuario dijo: "Regresé a la Iglesia poco después de comenzar a rezar el Rosario. Siempre es María quien nos lleva a Jesús".
Otro usuario dijo: "Una de las alegrías de envejecer es mirar hacia atrás y conectar los eventos donde, de hecho, Jesús y nuestra Santísima Madre trabajaron en nuestras vidas".
Un usuario agregó: "Dios te bendiga y bienvenida a casa".
Hay innumerables historias de conversión en todo el mundo que incluyen a María en el timón, pero ¿qué es lo que resulta tan intrigante en María y que finalmente lleva a las personas a Jesús?
Aprendemos en el Evangelio de Juan (Juan 19, 26-27) que mientras Jesús moría por nuestros pecados y nos daba la salvación, también nos entregaba un regalo irremplazable.
En su bondad, el Señor ofrece a Su madre a toda la humanidad.
“Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: ‘Mujer, aquí tienes a tu hijo’. Luego dijo al discípulo: ‘Aquí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”.
La Santísima Madre tiene un objetivo final para cada uno de nosotros: llevarnos a Su hijo para que podamos llegar al Cielo. De la misma manera en que pedimos a nuestros amigos y familiares que oren por nosotros, hay mucho poder en pedirle a la Santísima Madre que haga lo mismo. El Avemaría es el ejemplo más perfecto de cómo el verdadero amor materno y la oración intercesora se encuentran.
Se nos ofrece una invitación abierta para aceptar la maternidad de María en nuestras vidas. Comienza con un Avemaría y observa cómo la Santísima Madre ablanda tu corazón para hacer la voluntad de Su Hijo. Como escribió San Josemaría Escrivá, “Si buscas a María, encontrarás a Jesús”.
Ave, o Maria, piena di grazia, il Signore è con te.
Tu sei benedetta fra le done
e benedetto è il frutto del tuo seno, Gesù.
Santa Maria, Madre di Dio, prega per noi peccatori,
adesso e nell’ora della nostra more.
Amen.