Tras uno de los Cónclaves más breves de la historia reciente, el cardenal Robert Prevost fue elegido como el 267 sucesor de San Pedro. Él eligió el nombre de León XIV.

Durante su primer discurso, el Santo Padre explicó brevemente su trasfondo espiritual, diciendo:

“Soy un hijo de San Agustín, agustino, que ha dicho con ustedes ‘soy cristiano y para ustedes obispo’ y en este sentido podemos todos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado”.

Mientras rezamos por el Santo Padre, volvamos la mirada a la sabiduría inspiradora de su amigo en el Cielo, San Agustín, Doctor de la Iglesia:

  • “Ama y haz lo que quieras. Si callas, calla por amor; si hablas, habla por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Ten la raíz del amor en el fondo de tu corazón, de esta raíz no puede salir nada más que el bien”.
  • “La paciencia es la compañera de la sabiduría”.
  • “Enamorarse de Dios es el romance más grande; buscarle, la mayor aventura; encontrarlo, el mayor logro humano”.
  • “Dios tuvo un hijo en la tierra sin pecado, pero no sin sufrimiento”.
  • “Entiende para creer, cree para entender”.
  • “El comienzo de las obras buenas es la confesión de las obras malas. Haces la verdad y vienes a la Luz”.
  • “Para llegar al conocimiento de la verdad hay muchos caminos: el primero es la humildad, el segundo es la humildad y el tercero es la humildad”.
  • “La fe consiste en creer lo que aún no ves, y su recompensa es ver lo que crees”.
  • “Dios nos ama a cada uno de nosotros como si solo existiera uno de nosotros”.
  • “Si crees lo que te gusta de los Evangelios y rechazas lo que no te gusta, no crees en el Evangelio, crees en ti mismo”.
  • “Nos hiciste para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

San Agustín de Hipona es un gran santo de la Iglesia Católica.

Como teólogo y filósofo, sentó las bases para la doctrina del pecado original y la salvación. También es conocido por su conversión milagrosa, relatada en una de sus obras más destacadas, Confesiones, entre muchos otros escritos que impactaron profundamente el cristianismo occidental como lo conocemos hoy.

Oración de San Agustín al Espíritu Santo

Respira en mí, Oh Espíritu Santo,
para que mis pensamientos puedan ser todos santos.
Actúa en mí, Oh Espíritu Santo,
para que mi trabajo, también, pueda ser santo.
Atrae mi corazón, Oh Espíritu Santo,
para que sólo ame lo que es santo.
Fortaléceme, Oh Espíritu Santo,
para que defienda todo lo que es santo.
Guárdame, pues, Oh Espíritu Santo,
para que yo siempre pueda ser santo.
Amén.

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