Babe Ruth es considerado el mejor jugador de béisbol de todos los tiempos. A pesar de ser conocido por su vida descontrolada de alcohol, mujeres y fiestas, una enfermedad lo llevó de vuelta a Dios.
Babe Ruth siempre encontraba su camino de vuelta a la fe
En una carta escrita poco antes de su muerte, Ruth explicó su viaje de fe, que literalmente, fue de toda una vida.
El deportista pensaba que los niños no comprenden o aprecian su crianza en la fe católica, pero “una vez que la religión se arraiga, se queda allí, profundamente”.
Esta afirmación resultó ser totalmente válida para él, ya que asistió a una escuela católica y mantuvo una buena amistad con uno de los hermanos religiosos de la escuela.
“Los muchachos que reciben formación religiosa la aguardan donde realmente cuenta, en las raíces. Pueden evitarla, pero nunca los abandona”, agregó.
Mientras perseguía los placeres mundanos, la fe continuaba siendo parte de su vida, incluso si se desviaba un poco.
Babe explicó:
“Mientras me alejaba de la Iglesia, tenía mi propio ‘altar’, una gran ventana de mi apartamento en Nueva York con vista a las luces de la ciudad. A menudo me arrodillaba ante esa ventana y rezaba”.
“Me sentía bastante humilde entonces. Le pedía a Dios que me ayudara a no hacer el ridículo y rezaba para estar a la altura de lo que Él esperaba de mí”, agregó.
El regreso de Babe Ruth al catolicismo
En diciembre de 1946, Ruth fue sometido a una cirugía dos años antes de su muerte. Su amigo cercano, Paul Carey, le dijo: “Van a operarte por la mañana, Babe... ¿no crees que deberías poner tu casa en orden?”.
Ruth luego explicó que “no esquivé la mirada larga y desafiante en sus ojos. Sabía lo que quería decir”.
"Por primera vez, me di cuenta de que la muerte podría eliminarme. Asentí, y Paul se levantó, llamó a un capellán, y confesé todo”, reveló Ruth.
Mientras lo visitaba, el capellán dijo a Ruth: "Volveré por la mañana y te daré la Sagrada Comunión... pero no tienes que ayunar".
Ruth respondió: "Ayunaré", agregando que "ni siquiera tomaría una gota de agua".
Luego escribió:
"Mientras yacía en la cama esa noche, pensé que era reconfortante estar libre de miedo y preocupaciones. Ahora simplemente podía entregárselos a Dios".
El regalo de un niño: el preciado sacramental
Babe Ruth recibió una carta de un niño mientras yacía en la cama del hospital.
La carta decía:
“Querido Babe... todos en la clase de séptimo grado están rezando por ti. Te envío una medalla que, si la llevas puesta, te hará sentir mejor. Tu amigo, Mike Quinlan".
Junto a la carta estaba la Medalla Milagrosa.
Ruth continuó:
“Les pedí que pusieran la Medalla Milagrosa en mi bata. La he llevado constantemente desde entonces. La llevaré hasta mi tumba".
Babe Ruth murió de cáncer de esófago el 16 de agosto de 1948.