Argentina está de fiesta con el anuncio de la canonización de Mama Antula, la primera santa en el país. Este es el milagro que permitirá que la laica consagrada y fundadora de la Casa de Ejercicios de Buenos Aires llegue a los altares.

María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, nació en 1730 en Santiago del Estero (Argentina), hija de una familia acomodada, trabajó desde joven con los jesuitas en la realización de ejercicios espirituales.

En 1745 realiza sus votos privados y empieza a tener vida comunitaria en el “Beaterio” jesuita con otras consagradas. 40 años después, fundó la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires, donde se dedicó a expandir la palabra de Dios.

Falleció el 7 de marzo de 1799 y sus restos descansan actualmente en la iglesia Nuestra Señora de la Piedad en la capital argentina.

El 26 de agosto de 2016, Mama Antula fue beatificada por el entonces prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato. Y el 24 de octubre de este año se aprobó su canonización.

Este es el milagro atribuido a Mama Antula que la llevará a los altares:

Claudio Perusini es el hombre que recibió la sanación gracias a la intercesión de Mama Antula. En 2017 se encontraba en Santa Fe (Argentina) cuando su esposa, María Laura, lo encontró desmayado por un accidente cerebrovascular.

Inmediatamente, su esposa y sus dos hijos, Juan Francisco e Ignacio, lo llevaron de emergencia al hospital público Cullen. 

Claudio presentaba un “ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, sepsis, coma profundo, shock séptico resistente con fallo multiorgánico”, indicó Vatican News.

“Ingresado en la unidad de cuidados intensivos en estado comatoso, el TAC muestra un infarto muy extenso del tronco encefálico”, agregó.

El pronóstico era reservado y se contaba con “muy pocas posibilidades de volver a la vida normal debido a las lesiones cerebrales irreparables”.

En una declaración a Infobae, María Laura indicó que los médicos comunicaron a la familia que a Claudio le quedaban muy pocas horas de vida.

“Cuando lo recibieron los médicos, a mi y a mis dos hijos nos dejaron afuera. A los 45 minutos apareció una enfermera. Nunca me voy a olvidar de ella. Me trajo la alianza y la ropa de mi esposo y me dijo ‘prepárate chiquita, porque esto es largo. Si se muere es largo, pero si vive va a ser más largo aún’. La verdad, no tenía dimensión de lo que ella me estaba diciendo. 
Luego nos hicieron pasar a la unidad coronaria para despedirnos, porque Claudio se moría, no tenía ni 24 horas de vida. Bien, Claudio pasó las 24 horas. A las 48 me dijeron también que se moría. Pasó las 48 horas y en ese ínterin es que vino Ernesto de Buenos Aires, que trajo esa estampita que empezamos a rezar ahí. Al tercer día me hablaron del estado vegetativo y de mantener sus parámetros hasta donde se pudiera”.

María Laura recibió la estampita de Mama Antula de manos de Obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Ernesto Giobando, que había viajado hasta Santa Fe al conocer el grave estado de salud de su amigo Claudio.

“Yo no la conocía a Mama Antula, pero el padre Ernesto Giobando me dijo que le rezara a Mama Antula y ¿cómo no lo iba a hacer? Claudio era mi vida, mi compañero, mi amor, y se estaba muriendo”, agregó María Laura.

Los familiares y amigos pidieron la intercesión de Mama Antula por la vida de Claudio. Pasaron 10 días aproximadamente para que el hombre recuperara sus signos vitales, y gracias a un largo proceso de rehabilitación y fisioterapia, Claudio lleva actualmente una vida normal.

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