Pedro To Rot fue un joven catequista que se enfrentó a las autoridades japonesas durante la Segunda Guerra Mundial por defender la indisolubilidad del matrimonio. Su fe lo llevó al martirio y pronto será canonizado como el primer santo de Papúa Nueva Guinea.

El 19 de octubre, el Papa León XIV elevará a los altares a siete nuevos santos, entre ellos el exsatanista y apóstol del Rosario, Bartolo Longo, el “médico de los pobres”, José Gregorio Hernández, y la religiosa venezolana Carmen Rendiles, nacida con una discapacidad.

Sin embargo, aunque menos conocido, el testimonio de Pedro To Rot merece también ser destacado. Padre de familia, catequista y mártir, con solo 33 años ofreció su vida por defender la sacralidad del matrimonio.

A pocos días de su canonización, recordamos la historia de este valiente laico que vivió con radicalidad su fe en tiempos de persecución.

¿Quién fue Pedro To Rot?

Pedro To Rot nació en 1912 en el pequeño pueblo de Rakunai, actualmente parte de Papúa Nueva Guinea. Era hijo de Angelo To Puia, un jefe tribal, y de María Ia Tumul, ambos bautizados siendo adultos y parte de la primera generación de cristianos del país.

Desde muy joven sintió el deseo de servir a Dios y a su comunidad. A los 18 años ingresó a la escuela para catequistas, y a los 21 inició oficialmente su ministerio pastoral. En 1936 contrajo matrimonio con Paula Ia Varpit, con quien tuvo tres hijos. Su testimonio de vida familiar y su servicio pastoral lo convirtieron en un referente de fe para su pueblo.

Cuando en 1942 las tropas japonesas ocuparon Papúa Nueva Guinea, encarcelaron a todos los misioneros extranjeros. Ante la ausencia de sacerdotes, Pedro asumió con valentía el liderazgo espiritual de su comunidad.

“Pasaba su tiempo visitando enfermos, bautizando niños, orando con la comunidad, preparando a las parejas para el matrimonio, sepultando a los muertos y distribuyendo la Sagrada Comunión. Con frecuencia caminaba más de cinco o seis horas para llegar clandestinamente a la prisión donde estaban detenidos los misioneros y recibir las hostias consagradas, que luego repartía en secreto entre los fieles”, indica el Dicasterio para las causas de los santos.

Un mártir por la fidelidad del matrimonio

En 1944, cuando los japoneses legalizaron nuevamente la poligamia para ganarse el favor de los jefes locales, Pedro se opuso abiertamente. Denunció la práctica como contraria al Evangelio y exhortó a los católicos a resistir. Él sabía que su postura podía costarle la vida.

“Enseñaba que el matrimonio, por su misma naturaleza, exige la unidad y la indisolubilidad del vínculo entre los esposos.”, agrega el dicasterio.

Su firmeza incomodó a las autoridades y a algunos líderes tribales. Fue arrestado varias veces, amenazado y presionado para abandonar su apostolado, pero no cedió. En 1945 fue encarcelado definitivamente.

“La noche del 7 de julio de 1945, dos médicos japoneses entraron en su celda. Uno de ellos le inyectó una sustancia y le pidió que se recostara. Al poco tiempo, Peter comenzó a agitarse y parecía querer vomitar; el médico le cubrió la boca y lo sostuvo hasta que exhaló su último aliento”.

Tras su muerte, su tumba en Rakunai se convirtió en lugar de peregrinación. Los fieles escribieron en la cruz que marcaba su sepultura: “To Rot. Mártir de la fe”.

Que el testimonio de Pedro To Rot inspire nuestra vida de fe y nos anime a vivir con la misma valentía y fidelidad al Evangelio.

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