Marcilio Haddad Andrino sanó de una grave enfermedad al cerebro que lo aquejaba. Esta señal extraordinaria de la misericordia de Dios fue el milagro que permitió la canonización de Madre Teresa de Calcuta.

“Desde el principio, los diagnósticos no eran buenos y parecían empeorar. (Pero) A partir de ese momento, en medio del gran sufrimiento, entendimos que algo había sucedido”, señaló Marcilio. “Estaba seguro de que fue Madre Teresa quien me sanó”, agregó.

Durante el Encuentro Anual Rimini de 2016 en Italia, Andrino y su esposa Fernanda, compartieron su testimonio sobre la sanación milagrosa por la intercesión de Madre Teresa de Calcuta.

Una difícil enfermedad

Fernanda explicó que su esposo, originario de Santos (Brasil), estuvo enfermo durante dos años, tiempo en el que consultó a innumerables médicos sin obtener un diagnóstico.

El primer intento de tratamiento “fracasó. Entonces el médico cambió la terapia, pero Marcilio continuó deteriorándose”, lamentó.

No fue hasta octubre de 2008, cuando Marcilio fue hospitalizado, que finalmente recibieron una respuesta.

Después de realizar una serie de pruebas, “el médico miró el examen e, iluminado por el Espíritu Santo, entendió que Marcilio tenía ocho abscesos cerebrales”, agregó.

Fernanda indicó que siempre pedía a Madre Teresa por su intercesión, quién estaba muy presente en su familia, pues en su matrimonio, su párroco les regaló una reliquia de la santa.

“Puse la reliquia en la cabeza de Marcilio, donde tenía los abscesos. Recité la oración de beatificación y también lo que salió de mi corazón”, dijo. “No fue fácil, pero este período me enriqueció mucho; enriqueció nuestro amor, nuestra fe... hoy puedo decir que valió la pena”, agregó.

Una operación que no se realizó

Marcilio indicó que se despertó el 9 de diciembre de 2008, apenas unos meses después de su diagnóstico, con un dolor de cabeza “insoportable” que lo dejó incapaz de hablar.

“A partir de ese momento, muchos médicos vinieron a visitarme y se dieron cuenta de que mi situación era muy grave”, lamentó.

Marcilio debía pasar por cirugía, pero nunca llegó a ser operado. El hombre indicó que despertó dentro de la sala de operaciones “con una gran paz en mí, y ya no tenía dolor de cabeza. No entendía lo que me estaba pasando”.

“Los abscesos se redujeron en un 70 por ciento y la hidrocefalia había desaparecido”, señaló. Después de otros tres días de pruebas, “ni siquiera las cicatrices de los abscesos eran visibles”.

“En ese momento, descubrí que estaba curado”, agregó.

Marcilio explicó que después de salir del hospital, él y Fernanda hablaron con su párroco sobre lo que había sucedido. El sacerdote, quien había acompañado a la pareja durante la enfermedad y quien le dio la extremaunción, les dijo que escribieran a las Misioneras de la Caridad explicando lo que había ocurrido.

No solo lo sanó sino les dió un regalo más

Marcilio explicó que su enfermedad llegó ni bien se habían casado y los médicos le indicaron que nunca podrían tener hijos por los tratamientos a los que tenía que someterse.

Aunque devastados, la pareja lo aceptó, diciéndose a sí mismos que si Dios quería que fueran padres, así sería.

Seis meses después de su sanación, la pareja se mudó a Río de Janeiro y Marcilio regresó a trabajar. Fue alrededor de la misma época en que Fernanda comenzó a sentir náuseas.

Cuando el médico les dijo que estaba embarazada, inicialmente no lo creyeron, pero después de realizar algunas pruebas, confirmaron que serían padres.

El milagro cambió su vida en todos los aspectos

“Mi fe ha crecido mucho; veo la gracia. Estaba enfermo, no podía caminar, siempre tenía que ser ayudado. Hoy camino, tengo una familia y estoy muy agradecido”, remarcó.

Siendo joven cuando Madre Teresa estaba viva, Marcilio dijo que conocía su historia en términos generales como todos los demás, pero solo comenzó a estudiar su vida en profundidad después de ser sanado.

“Cuando veo a mis hijos, veo a Madre Teresa. Este milagro ha fortalecido a mi familia y la ha unido más”, indicó. “La misericordia de Dios es para todos. Yo recibí este milagro, pero Dios también te elige a ti. Todos somos elegidos”, agregó.

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