Existe la idea de que el pesebre fue una “creación” de San Francisco de Asís y aunque esto no es históricamente cierto, sí lo es que este santo fue su principal promotor.

Lo que no es tan conocido es el milagro que sucedió la primera vez que San Francisco decidió armar un belén y todos los prodigios que ocurrieron en aquel pueblo a continuación.

Cuando Jesús cobró vida en un pesebre frente San Francisco de Asís

Era el mes de diciembre de 1223 y San Francisco de Asís había decidido que debía representar el nacimiento de Jesús en Belén.

En el poblado de Greccio, Italia, había un noble: “Si quieres celebrar el nacimiento de Jesús en Greccio, haz lo siguiente: Quiero representar al Niño nacido en Belén para que pueda verse con la pobreza que nació, por la falta de las cosas necesarias para un recién nacido, cómo fue puesto entre una mula y un buey”.

El noble hizo todo lo que San Francisco le había pedido. Preparó un establo, colocó un buey, una mula una pequeña cuna con heno y colocó dentro una figura del Niño Jesús.

Llegó el 24 de diciembre y el santo decidió celebrar la Misa del Gallo allí mismo, predicando con mucha emoción por ver concretado allí lo que tanto había soñado.

Cuenta Tomás de Celano, religioso franciscano, biógrafo contemporáneo de San Francisco, que en un momento, el santo de Asís se acercó al Niño Jesús conmovido por la escena cuando de repente cobró vida frente a los presentes por un instante. 

También cuenta el biógrafo que por aquel prodigio miles de personas recuperaron la devoción por el nacimiento del Salvador. Pero esto no es todo: luego de este suceso comenzaron a suceder cosas milagrosas.

Los prodigios del heno de la cuna

Tomás de Celano comenta cómo Dios obró muchos prodigios a través del heno de la cuna que había tenido contacto con el Niño Jesús y “como el Señor multiplicó su santa misericordia, por su medio se curen jumentos [asnos] y otros animales. Y así sucedió en efecto: muchos animales de la región circunvecina que sufrían diversas enfermedades, comiendo de este heno, curaron de sus dolencias.

Más aún, mujeres con partos largos y dolorosos, colocando encima de ellas un poco de heno, dan a luz felizmente. Y lo mismo acaece con personas de ambos sexos: con tal medio obtienen la curación de diversos males“.

¡Qué maravillosa la historia de San Francisco de Asís y el pesebre! ¿Tú qué crees?

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