La legalización del aborto, aún cuando se reivindique como un supuesto derecho, forma parte de la cultura de la muerte que se va imponiendo en el mundo. Aquí te presentamos 5 argumentos erróneos a favor del aborto que suelen pronunciarse cotidianamente pero que, en un análisis racional, parten de creencias erróneas o discutibles.

Lo primero que hay que decir cuando se habla a favor de la vida -y en contra del aborto- es que no se trata de una defensa de carácter religioso. Esa es una falacia muy común que se utiliza para descalificar a quien se opone a la agenda abortista.

La crítica a la legalización del aborto forma parte del derecho natural, ese conjunto de derechos que se fundamentan en la naturaleza humana y en cada persona por el simple hecho de serlo. En este caso se trata del primero de esos derechos y el fundamento de todos los demás: el derecho a la vida.

No obstante, ello no inhabilita que los creyentes puedan encontrar en la religión la plenitud explicativa del orden natural que fundamenta la vida.

Dicho esto, analicemos ahora estas ideas erróneas a favor de la legalización del aborto

1. “No es vida o es vida pero no vida humana”

En este argumento hemos decidido expresar dos ideas porque se responden a partir de un mismo razonamiento. Empecemos por el final, “no es vida humana”. Esto es bien fácil de contestar: pregúntese qué nacerá después del proceso de gestación y tendrá la respuesta. Es un principio elemental que no podría ser vida humana al final del proceso si ya no lo fuera al comienzo. En el siguiente argumento se entenderá mejor.

Ahora la otra parte: “no es vida”. Esto es manifiestamente falso. Solo un empecinamiento en la negación no puede reconocer la nueva realidad que surge del encuentro del espermatozoide y el óvulo que dan origen al cigoto. Ya en ese momento tiene su ADN, y tiene en potencia todo aquello que lleva a acto, y lo va llevando de forma gradual y ordenada por sí mismo.

Por eso es un proceso. La diferencia entre el cigoto, embrión, feto; es de grado, no esencial. No es  más o menos vida humana según el estadio en que se encuentra, es la vida humana en desarrollo. Esa vida lleva en sí el principio de su acción y tiende por sí misma a un fin que le es propio.

Si la vida no comienza en la fecundación, pues no comienza nunca.

2. “La mujer tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo”

En verdad, el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo implica, primero, reconocer -y aceptar- cómo es el cuerpo femenino conforme a su propia naturaleza. Pues la naturaleza de la mujer es tal que desde el momento de la concepción se está en presencia de dos vidas dignas de respeto y no solo una.

Pero ocurre que quienes han degradado lo femenino o lo masculino -y su fundamento natural- a un mero atributo cultural pueden terminar convenciéndose que el cuerpo femenino es lo que les parece y no lo que en verdad testimonia.

3. “La legalización del aborto es una cuestión de salud pública”

Aquí tenemos el argumento que más se veces se expresa para legalizar el aborto. Sin embargo, tiene varias falencias, veámoslas. Quienes argumentan de esta forma sostienen que legalizar esta práctica reduce las muertes de las mujeres y por eso es un tema de salud pública.

Debemos comenzar diciendo que el embarazo no es lo que causa la muerte de la mujer sino el acto libre -o potencialmente libre- de someterse a aquella práctica. Si la vida de la mujer estuviese en riesgo por llevar la vida del bebé, estaríamos en presencia de dos derechos equivalentes en colisión. Entonces podría decirse que es un tema de salud porque hay inevitabilidad. Esto significa que no se puede preservar una vida sin terminar con la otra.

Pero la muerte por aborto “clandestino” no es este caso, porque, como decimos, no es la vida del bebé la que pone en peligro a la madre sino la madre la que se pone -tristemente- en peligro así misma por intentar libremente terminar con la vida en su vientre.  Por lo tanto, aún cuando el acto de someterse a un aborto esté condicionado por circunstancias socioeconómicas, siempre tiene la posibilidad de modificarse porque es libre. Si es libre es un problema ético no de salud.

Entonces, siendo que se trata de un acto libre y no necesario -porque hay decisión de por medio- no es lícito que el Estado brinde los medios técnicos, humanos y económicos que implicaría la legalización del aborto en esas condiciones. Lo que sí puede -y debe- hacer el Estado es poner a disposición todos los medios para que ninguna mujer esté empujada a abortar por necesidad, ya se con políticas de acompañamiento durante el embarazo, adopción, etc; mas nunca propiciar la eliminación de otro ser humano.

4. “Quienes defendemos el derecho al aborto también estamos a favor de la vida”

Este es un argumento que tiene dos ideas erróneas que hay que poner de manifiesto. Algunos dicen que están a favor de la vida cuando apriorísticamente niegan que haya vida en la concepción, luego no consideran que estén eliminando una vida, por eso se dice provida. Su justificación es lo que señala precisamente que están contra la vida.

La otra versión de este argumento es algo más compleja pero no por ello menos equivocada. Señala que el acto de abortar por parte de la mujer es irrevocable e inmodificable, por lo tanto legalizarlo permite al menos salvar la vida de la mujer. Por eso dice que está a favor de la vida.

Pero resulta que niega que la acción de ir a abortar sea libre y voluntaria. Claro que un acto tan dramático como decidir abortar puede estar condicionado por factores sociales o económicos. Pero no hay que perder de vista -como se argumentó más arriba- que es un acto contingente. ¿Qué significa? Que puede ser o no ser, y por lo tanto siempre se puede modificar. Mientras que la vida es necesaria y la muerte irrevocable.

Por lo tanto, siendo que la acción de ir a abortar siempre puede modificarse y una vida aniquilada es irrecuperable, quien está verdaderamente a favor de la vida busca trabajar sobre el acto potencialmente libre y no asumir que la muerte del bebé en el vientre es inevitable.

5. “Nadie los obligará a abortar”

Un argumento en favor de la legalización del aborto como este desvía el centro de la discusión, transforma el aborto en una cuestión de moral personal y relativiza el derecho humano a la vida, el primero y más importante de los derechos. No se trata de que alguien sea obligado a abortar: quienes defienden la vida desde la concepción la consideran un derecho fundamental que debe ser tutelado por el Estado.

Como el bebé en el vientre no puede defenderse a sí mismo, el Estado debe protegerlo y no promover su aniquilación.

¿Qué otros argumentos erróneos a favor de la legalización del aborto incluirías? 

Síguenos también en:

Telegram
Gab
Instagram
Twitter

[Ver: Fallece la activista que creó el célebre pin provida “preciosos pies”]

[Ver: Filosofa critica al feminismo: “Gracias al cristianismo, la posición de la mujer es privilegiada”]

Comparte