Santa Gemma Galgani, reconocida por su profunda espiritualidad y devoción a Cristo, dejó entre sus escritos personales cinco propósitos que marcaron el rumbo de su vida. Estos compromisos, que escribió cerca de su Primera Comunión, nos pueden ayudar en nuestra vida espiritual.

La vida de esta santa, muy querida en la Iglesia Católica, sirve de inspiración para los católicos de todo el mundo, recordándonos la importancia de la oración, el sacrificio y la confianza en Dios.

En su autobiografía, redactada en forma de carta al P. Germán, su director espiritual, la santa relata a detalle su vida y experiencias espirituales. Este texto, que Gemma comenzó a escribir el 17 de febrero de 1901 y terminó el 15 de mayo del mismo año, abarca desde su infancia hasta el año 1900.

Pese a la humildad de Gema, quien pidió que el manuscrito fuera quemado tras su lectura, el documento fue preservado y ahora se encuentra en la Postulación de los Pasionistas.

En este texto, Gemma indica algunos propósitos que planteó para su vida, cerca de recibir la Primera Comunión.

  1. Me confesaré y comulgaré cada vez, como si fuera la última.
  2. Visitaré a menudo a Jesús Sacramentado, en especial cuando esté afligida.
  3. Me prepararé para las fiestas de la Virgen con alguna mortificación, y todas las noches pediré la bendición a la Madre del cielo.
  4. Caminaré siempre en la presencia de Dios.
  5. Cada vez que oiga sonar el reloj repetiré tres veces: Jesús mío, misericordia.

Más adelante, la santa agregaría otros propósitos a esta lista, luego de vivir los Ejercicios Espirituales en 1891.

  1. Hacer todos los días la visita a Jesús Sacramentado, y hablarle más con el corazón que con la lengua.
  2. Procuraré con todas veras no tener nunca discursos inútiles e indiferentes, sino que hablaré de cosas del cielo.

Te dejamos una oración compuesta por Santa Gemma para pedir por una gracia especial.

Oración compuesta por Santa Gemma

Aquí me tenéis postrada a vuestros Pies Santísimos,
mi querido Jesús, para manifestaros en cada instante
mi reconocimiento y gratitud por tantos y tan contínuos favores
como me habéis otorgado y que todavía queréis concederme.

Cuántas veces os he invocado, ¡oh Jesús!,
me habéis dejado siempre satisfecha;
he recurrido a menudo a vos,
y siempre me habéis consolado .
¿Cómo podré expresaros mis sentimientos amado Jesús?

Os doy gracias ... pero otra gracia quiero de Vos.
¡Oh, Dios mío! , si es de vuestro agrado...
(Aquí se manifiesta la gracia que se desea conseguir).
Si no fuérais Todopoderoso no os haría esta súplica.
¡Oh Jesús!, tened piedad de mí.
Hagase en todo vuestra santísima Voluntad.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

(Fuente)

Sigamos el ejemplo de Santa Gemma y luchemos por alcanzar la santidad.

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