A principios de este año, Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos) habló sobre la importancia de poder hablar con Dios a través de la oración e indicó que un método perfecto para lograrlo es la llamada “Lectio divina”.
“La lectio divina transforma nuestra lectura de las Escrituras en una audiencia privada con el Dios vivo que viene a nosotros con amor y nos habla en las páginas de los textos sagrados… Si la oración es conversación, entonces tenemos que escuchar a Dios tanto como hablamos con Él. ‘Al leer la Biblia, Dios te habla’, dijo San Agustín. ‘Cuando oras hablas con Dios’”, señaló.
Por ello, el Prelado da estos cinco consejos para meditar con un pasaje bíblico, de preferencia el Evangelio del día:
1.- Buscar un lugar tranquilo
Antes de leer las Sagradas Escrituras es preciso ponerse en presencia de Dios. Por lo tanto, Mons. Gómez recomienda buscar un lugar tranquilo, donde nadie interrumpa y apaguen todas sus “pantallas”: computadora, teléfono celular, televisión para poder estar aunque sea 15 minutos “a solas con el Señor”
Después “pidan que su Espíritu Santo abra sus corazones. Pídanle a nuestra Santísima Madre que los ayude a reflexionar en su corazón sobre los misterios de Cristo, como Ella lo hizo”.
2.- Detenerse en los detalles
Una vez terminada la oración “empiecen a leer despacio el texto del Evangelio de ese día. Léanlo una y otra vez. Y conforme van leyendo, fíjense en los detalles. ¿Qué está pasando? ¿Quiénes son los personajes principales? Deténganse en las palabras o en las frases que les llamen la atención. Presten especial atención a lo que Jesús está diciendo y haciendo”.
Asimismo Mons. Gómez señaló que hay que recordar que no se debe leer la Biblia como si se estuviera se estuviera leyendo una novela. “Se trata de un encuentro con el Dios vivo. Jesús vive en los textos sagrados. Dios está hablándoles a ustedes, personalmente”.
3.- Meditar sobre la lectura
Después de identificar el pasaje que les llamó la atención, el Prelado indicó que hay que preguntarle a Dios qué está tratando de decir a través de las palabras específicas.
“¿Hay aquí una promesa para ustedes? ¿Una orden? ¿Una advertencia? ¿Cómo se aplica este texto a la situación que están ustedes viviendo en este momento?”, propuso.
“Permítanle a la Palabra de Dios transformarse en un reto para ustedes. Si tienen dificultad para entender lo que están leyendo, pídanle al Espíritu que los ayude”, sobre todo a comprender las escenas y escenas y enseñanzas que “no se ajusten a la manera de pensar, a las expectativas y a los prejuicios”.
4.- Orar
Después de comprender lo que Dios quiere decir, Mons. Gómez indicó que es preciso responderle. Esto se hace con la oración.
“Puede ser una oración de agradecimiento o de alabanza. La oración de ustedes puede ser una petición, una petición de que Dios les dé la fuerza para seguir adelante o de que les otorgue alguna gracia o virtud en especial”, explicó.
También añadió que “cuanto más oremos con los Evangelios, más podremos pensar según “la mentalidad de Cristo”, más nos apropiaremos de sus pensamientos y sentimientos; más podremos ver la realidad a través de sus ojos”.
Asimismo, al orar más experimentaremos con mayor intensidad “el llamado de Cristo a cambiar el mundo, para así moldear la sociedad y la historia de acuerdo al designio amoroso de Dios”.
5.- Contemplar
La lectio divina termina con la contemplación. Este momento se trata de permanecer en silencio y “contemplar a Dios”.
“En la contemplación, somos como niños que buscan conocer la manera de pensar y la voluntad del Padre que nos ama. Con nuestra mente tranquila, descansa la presencia de su mirada. ‘Yo lo miro y Él me mira’”, comentó el Arzobispo de Los Ángeles.
Con la contemplación “la lectio divina nos lleva a tomar resoluciones y a comprometernos para la acción”.
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Publicado originalmente por aciprensa.