El sacerdote mexicano Christian Domínguez Hernández, conocido conferencista, especialista en sectas y escritor del blog “Apologética Católica ‘Predicando a Cristo Vivo’”, analizó cómo en la Biblia se muestran ciertas razones por las que es bueno ayunar.

A tomar nota:

1. Ayunar para arrepentirse

“Jonás comenzó a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino proclamando: ‘Dentro de cuarenta días Nínive será destruida’. Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal desde el mayor al menor” (Jonás 3, 4-7).

“Mas ahora todavía – oráculo de Yahveh – volved a mí de todo corazón, con ayuno, con llantos, con lamentos” (Joel 2, 12).

2. Ayunar en caso de peligro

“Vinieron mensajeros que avisaron a Josafat diciendo: ‘Viene contra ti una gran muchedumbre de gentes de allende el mar, de Edom, que están ya en Jasasón Tamar, o sea, Engadí’. Tuvo miedo y se dispuso a buscar a Yahveh promulgando un ayuno para todo Judá” (II Crónicas 20, 3-4).

3. Ayunar para decisiones o momentos importantes

“Moisés estuvo allí con Yahveh cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras” (Éxodo 34, 28).

“Mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: ‘Separadme ya a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado’. Entonces, después de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron” (Hechos 13, 2-3).  

4. Ayunar por duelo

“Tomaron sus huesos y los sepultaron bajo el tamarisco de Yabés y ayunaron siete días” (I Samuel 31, 13).

“Se lamentaron y lloraron y ayunaron hasta la noche por Saúl y por su hijo Jonatán, por el pueblo de Yahveh, y por la casa de Israel, pues habían caído a espada” (II Samuel 1, 12).  

5. Ayunar después de un desastre

“Entonces la tropa de Israel recobró su valor y volvió a ponerse en orden de batalla en el mismo lugar que el primer día. El segundo día los israelitas se acercaron a los benjaminitas; pero también aquel segundo día Benjamín salió de Guibeá a su encuentro y volvió a dejar tendidos en tierra a 18.000 israelitas; todos ellos armados de espada. Entonces todos los israelitas y todo el pueblo subieron hasta Betel, lloraron, se quedaron allí delante de Yahveh, ayunaron todo el día hasta la tarde y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión delante de Yahveh” (Jueces 20, 23-26).  

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