Durante varias apariciones, Santa Margarita de Alacoque vio el destino de muchas almas del Purgatorio y acudió en su ayuda con sufragios y penitencias .

Primeras apariciones de las almas del purgatorio

Una vez, una hermana fallecida se apareció a la santa, quien para su sorpresa, no le pidió oraciones. Al parecer  Dios lo había prohibido, ya que durante su vida ella siempre había rechazado cualquier molestia y trataba de llevar una vida cómoda y sin mucha dificultad.

En otra ocasión se le apareció una hermana, llorando y rogándole que la ayudara con sus oraciones, para liberarse de los dolores del purgatorio. La santa le preguntó la razón de su sufrimiento en el Purgatorio y la monja respondió que sufría por haber amado demasiado las comodidades.

Por esta razón, no había observado exactamente la Regla de su congregación y se había dispensado de los ejercicios comunes. También dijo que habría sido condenada si la Virgen María no hubiera intervenido para ayudarla.

La intercesión en vida de Santa Margarita

Otro día, mientras María Margarita estaba adorando frente al Santísimo Sacramento, un alma del purgatorio apareció rodeada de llamas de fuego. Emitía tanto calor que la santa creyó que se convertiría en cenizas. Margarita reconoció en esa alma a una religiosa que la había dirigido espiritualmente y que la había guiado por el camino de la perfección.

Se trataba de un sacerdote, a quien el Señor le había permitido aparecerse a la santa para pedirle ayuda. Le comentó que sus dolores se debían a que durante su vida había buscado su propia estima y no el amor puro de Dios.

Además, había fallado en el amor al prójimo y se había apegado demasiado a ciertas personas. Esta alma apareció durante tres meses continuos a la santa, hasta que gracias a las oraciones y penitencias de la Santa fue liberada del purgatorio.

Santa Margarita estaba tan emocionada por el deseo de ayudar a las almas del purgatorio, que sus superiores tuvieron que intervenir para mitigar su celo, de lo contrario se habría arriesgado a enfermarse.

Un día se le permitió azotarse para consolar a las almas del purgatorio , pero lo hizo tan fuerte que excedió el límite permitido. Las almas se le aparecieron de inmediato y le pidieron que se detuviera, porque de esa manera ella aumentaba sus dolores en lugar de disminuirlos.

¡Santa Margarita, ruega por nosotros!

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