Cuando nos hablan de Santo Tomás de Aquino, lo primero que se nos viene a la mente es su extraordinario razonamiento sobre la Eucaristía. Este santo además de ser un ejemplo de vida cristiana fue una de las mentes más brillantes de toda la historia.

Sin embargo, muy poco se sabe de la vida mística de este gran santo y doctor de la Iglesia ¿Sabías que Cristo le habló desde un crucifijo para cumplirle lo que pidiera? Así es, y lo más bello, ¡es lo que contestó!

La historia de Santo Tomás y el milagro del crucifijo

Como sabemos, Santo Tomás fue un extraordinario teólogo y escribió sobre múltiples aspectos de la doctrina católica. Pero una de las reflexiones más importantes de su legado fue la explicación de la Transubstanciación, esto es, la admirable conversión de toda la sustancia del pan en el Cuerpo de Jesucristo y de la sustancia del vino en su preciosa Sangre.

Pues, cuenta la leyenda que en una ocasión en que el santo se encontraba en París, unos teólogos de la Universidad de la Sorbona le presentaron un problema respecto al sacramento de la Eucaristía.

Entonces el “doctor angélico”, con la lucidez e inteligencia que lo caracterizaba, escribió una exposición muy cuidadosa y la arrojo a los pies de un crucifijo sobre el altar, como esperando el veredicto.

Luego de hacer esto, volvió a su banco y comenzó a rezar. “Pero se dice que había otros frailes observando y fue bueno que estuvieran. Porque después declararon que la figura de Cristo descendió de la cruz ante sus ojos mortales y permaneció de pie sobre el rollo, diciendo:

‘Tomás, has escrito bien el Sacramento de Mi Cuerpo’. Y según se dice, fue después de esta visión que Santo Tomás fue sostenido milagrosamente en el aire”. (Santo Tomás de Aquino, Gilbert Keith Chesterton, p. 103).

¡Increíble! Y esta no es la única narración, existe una similar que tal vez sea una variación de esta versión pero en ocurrida en Nápoles.  Estando Santo Tomás rezando frente a un crucifijo, la historia cuenta que Jesús se manifestó y le dijo al santo que pidiera lo que quisiera, que Él se lo cumpliría.

Lo más sorprendente fue la respuesta de Santo Tomás, ¿te la imaginas? Él respondió: “Te elijo a Ti”.

Y tú, ¿qué le pedirías a Cristo si tuvieras la oportunidad de Santo Tomás de Aquino?

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