Cumplir la misión de Jesucristo es difícil en este momento en el cual se a desatado el coronavirus y más aún cuando el Estado impone severos controles a los cristianos. Sin embargo, esta situación no es excusa para que la Iglesia Católica en China tome acciones solidarias al respecto.

La situación es difícil, los suministros médicos y las medicinas escasean, y todos están expuestos al peligro de infección. A pesar de ello la fe no pierde su vigor. “Como directora del hospital, estoy muy triste y preocupada, pero soy una religiosa y tengo confianza, confío en nuestro Señor Jesucristo y en la protección materna de la Virgen María”, comenta la religiosa directora del hospital administrado por las religiosas de la Congregación de la Santa Esperanza. El centro medico se encuentra en la diócesis de Xian Xian, provincia de He Bei; lugar donde el virus tiene su mayor impacto.

“Sabemos que el Papa y la comunidad católica de todo el mundo están rezando por nosotros y están con nosotros: esto nos da mucha fuerza”

La religiosa confía en las oraciones de todos los católicos del mundo. Entretanto, desde el Vaticano, no solo se auxilia con oraciones: cientos de miles de mascarillas llegaron a China para ayudar a prevenir los contagios.

En diversas regiones del país, otros hospitales confesionales, empresas y fábricas de fieles se sumaron a la iniciativa. Todos ellos se pusieron a disposición de los autoridades civiles para recibir contagiados o producir los insumos médicos necesarios.

Desde otro lugar de China, el párroco don Wang Wei, sacerdote de la parroquia de Shao Lin Kou de la diócesis de Tian Jin, da su testimonio de amor cristiano: “Somos católicos, nuestro corazón y nuestro mensaje de amor es universal. Allí donde sea necesario, estamos listos para hacer sentir nuestra cercanía y caridad con la humanidad que sufre, sin distinciones de religión, etnia o nacionalidad”

“Nuestro corazón y nuestro mensaje de amor es universal”

Pero lo más complejo de la situación es el contexto en el cual los católicos chinos tienen que desempeñar su labor caritativa. El Estado impide las reuniones en asamblea o sencillamente de unos cuantos fieles, por lo tanto el entorno virtual sirve para coordinar acciones. A través de diferentes herramientas tecnológicas comparten lecturas de la liturgia del día, palabras de los obispos y homilías de los sacerdotes en grupos y comunidades de fieles.

Como ocurrió en diversos episodios de la historia de la Iglesia, mientras más los cristianos son perseguidos y marginados, tanto más aumenta su heroísmo y fe para poner en práctica el Evangelio.

¡Aprovechemos la misa de hoy para pedir por las víctimas del coronavirus y la Iglesia Católica en China!

[Ver: Si Jesús fuera Chino: 8 hermosas pinturas sobre la vida de Nuestro Señor]

[Ver: ¿Cómo vivir nuestra fe en tiempos de enfermedad? Este sacerdote da algunas ideas]

Comparte