En Japón existe una devoción muy particular, un busto de la Virgen María que sobrevivió a la bomba atómica de Nagasaki. Se la conoce como la Virgen Quemada, ¡mira que maravilloso mensaje que tiene para los católicos!

Busto superviviente a la bomba atómica

Durante la Segunda Guerra Mundial, en la mañana del 9 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una bomba atómica en la ciudad de Nagasaki (Japón).

Ese día la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de María, por lo que, muchos católicos japoneses estaban en la Catedral de Urakami, iglesia que tenía una estatua de la Virgen inspirada en la Inmaculada Concepción del pintor español Bartolomé Esteban Murillo.

Estas personas murieron en el acto cuando, en plena oración, estalló la bomba a medio kilómetro de ellos. La Catedral quedó en ruinas, y la imágen de la Virgen quedó destrozada. Sin embargo, su busto no reventó.

Según escribe ACI Prensa:

“Cuando el busto fue hallado, el rostro de la Virgen parecía fatalmente dañado, con las cuencas de los ojos vacías, carbonizadas las mejillas y los cabellos, y con una brecha en el lado izquierdo de la cara que, según los creyentes, da la impresión de ser lágrimas de la Madre de Dios”.

El mensaje mariano del busto

En la última Misa del Papa Francisco en su visita a Japón, en noviembre de 2019, hizo referencia a este busto mariano. Esta escultura es importante para los católicos japoneses, pues es un símbolo de la fe y la resistencia.

Fue llamada como la Virgen Quemada por obvias razones. Es tomada como un recordatorio que las puertas del infierno no podrán contra la Iglesia, así como la bomba atómica no pudo contra este busto de la Virgen.

Busto de la Virgen María que sobrevivió a la bomba atómica

¡Santa María, ruega por nosotros!

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