Kinley Tshering nació en el pequeño reino de Bután, en el Himalaya, en Asia. En este país, la religión oficial era el budismo y, hasta 1995, la conversión a otras religiones era prohibido por ley.

Kinley era distinto, pues se mudó a la India donde se convirtió al catolicismo después de estudiar en una escuela católica en la ciudad de Darjeeling. Luego, profundizó su fe gracias a los jesuitas en Bangalore y en Mumbai.

Pidió una señal

Él siempre tuvo una inquietud por la vida sacerdotal. Sin embargo, su familia, sus estudios y su estilo de vida le hacían dudar de estas inquietudes y querer una vida más laica. 

Este llamado era fuerte en su interior y él se encontraba contrariado. Así que le pidió a Dios una señal para ver si era Su voluntad el hacerlo sacerdote. Eran los años ‘70 cuando pidió esto, y días después tuvo que realizar un viaje en avión.

Grande fue su sorpresa cuando notó que en el asiento de al lado se sentó Madre Teresa de Calcuta. Le contó sus dudas vocacionales y su discernimiento. Ella le tomó de la mano y le dijo:

“No no he dicho esto a mucha gente, pero te lo digo a ti: tú tienes una vocación, se generoso con Dios, y él será generoso contigo”.

“He rezado por ti”

Después de 10 años de noviciado y estudio, Kinley Tshering se ordenó como sacerdote. Había recibido esa palabras de la santa como la prueba que necesitaba de Dios para encontrar su vocación. 

Tiempo después de su ordenación, él fue a visitarla en Calcuta para contarle y agradecerle por su ayuda. Al llegar, ella le dijo: “durante los últimos diez años he rezado por ti”.  

Fuente: Aleteia
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