Cada mañana, al comenza el día,  muchos tenemos dificultades para despertar y levantarnos de la cama. A veces es por cansancio, otras por flojera y en algunos casos porque atravesamos momentos difíciles, retos o sufrimientos. La tentación es evadirlos y seguir durmiendo.

Santa Teresa de Lisieux pasó por momentos parecidos en su vida y según su biografía experimentó incluso una etapa de depresión fuerte.

Sin embargo, entendió que cada día es una oportunidad nueva para amar más a Dios, aprender de los retos y acercarse a Dios con el ejercicio de sus virtudes.

Ella escribió la siguiente oración para superar su debilidad al comenzar el día:

¡Oh Dios mío! Te ofrezco todas mis acciones de este día por las intenciones y por la gloria de Tu Sagrado Corazón. Deseo santificar cada latido de mi corazón, cada pensamiento, mis obras más simples, uniéndolas a Tus méritos infinitos; y deseo reparar mis pecados echándose al horno de Tu Amor Misericordioso.

¡Oh Dios mío! Te pido por mí mismo(a) y por aquellos a quienes aprecio, para que tengan la gracia de cumplir perfectamente tu Santa Voluntad, aceptar por amor a Ti las alegrías y las tristezas de esta vida que pasa; para que algún día podamos unirnos todos en el Cielo para toda la eternidad. Amén.

¡Qué hermosa oración para comenzar el día! No te olvides, Jesús está siempre con nosotros.

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