El 4 de marzo del 2016 hubo un terrible ataque contra una comunidad de las Misioneras de la Caridad en África.

El lugar funcionaba como un hogar para ancianos y discapacitados en Adén, Yemen. Terroristas islámicos atacaron el lugar con armas de fuego, asesinaron a 16 personas, incluyendo a 4 religiosas, y se llevaron secuestrado a un sacerdote.

Las misioneras asesinadas fueron identificadas como las hermanas Anselm, Judith, Marguerita y Reginette.

Mons. Paul Hinder, Vicario Apostólico del sur de Arabia, aseguró entonces que “las Misioneras de la Caridad murieron como mártires: como mártires de la caridad, como mártires porque fueron testigos de Cristo y compartieron la suerte de Jesús en la Cruz”.

Fue él quien relató que las hermanas siempre rezaban una cierta oración justo antes del desayuno, y que, dado el momento del ataque, fue su última oración:

“Señor, enséñame a ser generosa.
Enséñame a servirte como te mereces;
dar y no contar el costo,
luchar y no prestar atención a las heridas,
trabajar y no buscar descanso,
trabajar y no pedir recompensa”

Que Dios nos conceda a todos la gracia de tener tal fe y de estar listos para morir por Cristo como lo hicieron las hermanas misioneras.

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