Debido a la persecución de Decio, Roma quedó sin obispo por más de un año.  El Papa anterior, llamado San Fabián, había sido martirizado. El siguiente Papa fue el sacerdote Cornelio. Pero por la persecución fue desterrado para finalmente ser decapitado.

Dicho Sacerdote tenía un gran amigo: San Cipriano, Obispo de Cartago. Al morir, fue elegido el Papa San Cornelio, que también guardaba relación estrecha con San Cirpiano. Juntos defendieron el cristianismo de la persecución y el rigorismo Novaciano, que fue una corriente cristiana antipapal.

Por parte de San Cipriano, ayudó en la evangelización del África. Lamentablemente, también fue víctima de la persecución y fue desterrado. Finalmente fue también decapitado.

Hoy se celebra su santidad y martirio. Pidamos su intercesión para la fortaleza de nuestra fe y fidelidad a Dios.


Comparte