Cuando un sacerdote pide la dispensa del sacerdocio, como esta semana ocurrió con el conocido Padre Alberto Linero en Colombia, muchos se preguntan cómo es que un presbítero puede llegar a tomar una decisión tan drástica y lamentable.
En Twitter, Fray Nelson Medina, un sacerdote que evangeliza a través de las redes sociales, ofreció una práctica guía para que los fieles puedan identificar (y luego ayudar) a los presbíteros y consagrados que podrían estar atravesando una crisis.
Estas son las 10 señales preocupantes que propone Fray Nelson:
- Habla mucho de “su” felicidad y de “su” realización personal.
- Su lenguaje quiere agradar a todos; busca y disfruta del aplauso del mundo.
- En los temas morales polémicos se abstiene o toma la postura de la mayoría.
- Celebra la liturgia con descuido, o solo como escenario para su propio protagonismo.
- Manifiesta gusto progresivo por ser muy bien acogido en los medios de comunicación ajenos a la Iglesia. Engaña o se engaña diciendo que eso es evangelización.
- Se le ve entusiasmado por el dinero, la moda, o en general el tipo de vida de las élites económicas o políticas.
- No manifiesta amor a la Iglesia ni a su consagración o su comunidad.
- Sus posturas teológicas son inseguras, relativistas, mudables o en perpetua adaptación a la que hoy se dice o es popular.
- Se muestra “audaz” en asuntos morales discutidos de actualidad, y presenta su “audacia” como si fuera un pionero de lo que “un día la Iglesia aceptará”.
- Cultiva una vida privada que deja muchos interrogantes, incluso para su propios hermanos de sacerdocio o de comunidad.
Antes de que sucedan desastres y escandalos hay mucho que se puede hacer y muchos modos de ayudar… pic.twitter.com/ZmrsmRz7TM
— Nelson Medina (@fraynelson) September 5, 2018
“Si notas que un religioso, religiosa o sacerdote cercano a ti presenta dos o más de las anteriores señales, PREOCÚPATE y haz todo lo que puedes para que no se pierda esa vocación”, pide Fray Nelson.
No olvidemos que todos los consagrados -sacerdotes, monjas, religiosos, etc.- son nuestros hermanos y requieren tanta compañía y ayuda como cualquier ser humano. ¡Salgamos a su encuentro!
Oremos por nuestros sacerdotes y por nosotros mismos. Por nuestra conversión como miembros de la Iglesia, y para que tengamos a Cristo presente en nuestras parroquias.