A Isabella Aciar Sánchez, una pequeña niña, le habían diagnosticado neumonitis bilateral y su enfermedad hizo una infección generalizada. Su familia y los médicos esperaban los peor, pero llegó hasta ella el pocho del Cura Brochero. Y súbitamente sanó.

Si bien nosotros somos católicos -comenta la madre de Isabella-, no éramos devotos de Cura y conocíamos la historia. Para nosotros fue un milagro“.

El poncho es una reliquia de tercer grado, es decir, una reliquia que tuvo contacto con una reliquia primario. Durante un año, permaneció sobre los restos del Cura Brochero y que peregrina por clínicas, hospitales y hogares de familias

Daniela tiene poco más de 30 años, hoy tiene a su lado a Isabella y aún le cuesta creer lo que Dios obró por intercesión de este santo.

¿Un Milagro con el poncho del Cura Brochero? La increíble historia de una sanación inexplicable

“Isabella empezó con fiebre, luego dijeron que era viral, después le dieron antibióticos, pero al otro día amaneció y ya no se movía. La internaron y la intubaron. Estaba muy grave, creían que no sobreviviría. Le diagnosticaron neumonitis bilateral“, cuenta su madre a un medio local argentino.

Ante la desesperación de la situación, la hermana de Daniela se fue a la parroquia de Santa Lucía, en la Provincia de San Juan, Argentina. Allí le pidió a unas señoras de un grupo de oración que rezaran por su sobrina.

“Fueron un miércoles e hicieron una pequeña ceremonia del Cura Brochero. Cuando yo subo a la terapia a verla había un señor al que le habían dicho que debía llevar el poncho para Isabella. Él me lo dejó. Isabella pasó toda la noche con el poncho a su lado“, cuenta Daniela.

“Nos pasamos rezando con mi marido hasta las 7 de la mañana porque sabíamos que ella estaba muy delicada y con pocas esperanzas. A la mañana empezó a mejora y estabilizarse. Estuvo incluso a punto de sufrir un paro. No tenia defensas”.

Pero Dios decidió que no era el momento y a través de la intercesión del Santo Cura Brochero sanó a la niña.

“Fueron 16 días de recuperación. Después que me dieron el alta fuimos a Buenos Aires, me dijeron que fue un milagro porque con la edad que tenía era muy difícil que sobreviviera. Tuvo una sepsis generalizada. Tenía la panza verde, y con los días iba mejorando”, narra su madre.

“Yo digo que la fe mueve montañas. En las cosas más desesperantes hay que tener fe. Fue mucha gente a apoyarnos, de distintas religiones. El rezo en comunidad ayuda mucho”, concluye Daniela.

Otras historias extraordinarias

Darío, la persona encargada de cuidar el poncho del Cura Brochero y llevarlo hasta los devotos, asegura que se registraron muchas otras curaciones extraordinarias.

“Recuerdo un chico que fue atropellado en una carrera de caballos. Era gasista y bailaba en una academia, se le quebró la cadera. Le dijeron que no podría volver a bailar y hoy está nuevamente bailando. El último caso fue el de mi padre. Él sufrió un ACV, el pronóstico no era bueno y estaba muy complicado. Tenía afectado el cerebro y comprometidos los órganos, nos decían que si salía, lo haría en silla de ruedas. El día que fui con el poncho, mi papá estaba sentado y a los cinco días, salió caminando“.

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