¿Vivir con sencillez y desapegarse de las posesiones materiales puede conducir a la libertad espiritual y una fe más profunda? TK Coleman , un conocido minimalista convertido al catolicismo, discutió el poder transformador de reevaluar nuestra relación con las posesiones materiales para lograr una vida espiritual más satisfactoria con John Heinen y Sam Guzman de The Catholic Gentleman .

Basándose en su viaje personal y en las ideas de las enseñanzas de la Iglesia, Coleman compartió consejos prácticos para los católicos que buscan dejar atrás las cosas que ya no les sirven.

¿Te cuesta dejar de lado cosas materiales? Un consejo que tranformará tu vida

Explicó que el desafío no está en separarse de las cosas en sí, sino en liberarse de las historias que nos atan a ellas. Es importante que aprendamos a dejar de lado las creencias autodestructivas y, en su lugar, adoptemos nuevas narrativas que fomenten el crecimiento espiritual para vivir verdaderamente una vida floreciente.

“Dejar ir se trata de aprender a contarnos una historia diferente… tal vez mi amor por esta persona no está completamente encapsulado en este objeto físico… nuestros recuerdos no están en nuestras cosas; nuestros recuerdos están en nosotros mismos.”

Coleman también enfatizó la importancia de la humildad y el reconocimiento de nuestra dependencia de la gracia de Dios para liberarnos del apego a las cosas mundanas.

Señaló que al participar en los rituales de la Iglesia, como asistir a Misa, rezar el Rosario y confesarse, podemos experimentar un sentido renovado de fe y encontrar la fuerza para superar nuestras luchas.

“Nuestros rituales nos transforman, y cuando la escritura nos dice que no nos conformemos a este mundo… sino que nuestras almas sean transformadas por la renovación de nuestra mente, ¿qué significa eso? Es la vida litúrgica, sacramental y devocional de la Iglesia”, explicó Coleman.

Estos momentos sagrados nos permiten una introspección más profunda y una conexión más profunda con Dios, lo que finalmente nos ayuda a reescribir la historia de nuestro apego a las posesiones materiales.

“Como católicos, cuando manejamos nuestros asuntos sometiéndonos a los asuntos de Dios, la mayoría de [los desafíos del mundo] se vuelven irrelevantes”, continuó.

Recuerde, nuestros recuerdos no están atados a nuestras posesiones; están dentro de nosotros mismos, y nuestro viaje espiritual es uno que trasciende los apegos materiales, acercándonos a Dios y la libertad incondicional que Él ofrece.

Reformulemos nuestras relaciones con las posesiones materiales, encontremos fortaleza en nuestra fe y crezcamos espiritualmente a través de los rituales de la Iglesia.

Al hacerlo, no solo enriquecemos nuestras propias vidas, sino que también inspiramos a quienes nos rodean a vivir con valentía, convicción y una conexión más profunda con la gracia de Dios.

Aquí está el episodio completo a continuación:

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