Los problemas de la vida diaria nos pueden tener tristes o angustiados, pero san Juan Pablo II tiene algo importante que decirnos: ¡Buscad a Cristo! ¡Mirad a Cristo! ¡Vivid en Cristo! ¡El amor vence siempre!
En una bellísima homilia dirigida a los jóvenes chilenos del año 1987, el santo Papa nos deja un mensaje que perdura en el tiempo. Conforme pasan los años, este mensaje se extiende a todos los cristianos en todo momento, especialmente en momentos difíciles.
Este es el mensaje que san Juan Pablo II tiene para ti
“Estad atentos a no permitir que se debilite en vosotros el sentido de Dios. No se puede vencer el mal con el bien si no se tiene ese sentido de Dios, de su acción, de su presencia que nos invita a apostar siempre por la gracia, por la vida, contra el pecado, contra la muerte.
Está en juego la suerte de la humanidad: “El hombre puede construir un mundo sin Dios, pero este mundo acabará por volverse contra el hombre”.
¡No tengáis miedo de mirarlo a El! Mirad al Señor: ¿Qué veis? ¿Es sólo un hombre sabio? ¡No! ¡Es más que eso! ¿Es un Profeta? ¡Sí! ¡Pero es más aún! ¿Es un reformador social? ¡Mucho más que un reformador, mucho más!
Mirad al Señor con ojos atentos y descubriréis en El el rostro mismo de Dios. Jesús es la Palabra que Dios tenía que decir al mundo. Es Dios mismo que ha venido a compartir nuestra existencia de cada uno.
Al contacto de Jesús despunta la vida. Lejos de El sólo hay oscuridad y muerte. ¿Vosotros tenéis sed de vida? ¿De vida eterna? ¿De vida eterna? Buscadla y halladla en quien no sólo da la vida, sino en quien es la Vida misma.
¡El amor vence siempre!
¡Buscad a Cristo! ¡Mirad a Cristo! ¡Vivid en Cristo! Este es mi mensaje: «Que Jesús sea ‘la piedra angular’ (cf. Ef 2, 20), de vuestras vidas y de la nueva civilización que en solidaridad generosa y compartida tenéis que construir.
No puede haber auténtico crecimiento humano en la paz y en la justicia, en la verdad y en la libertad, si Cristo no se hace presente con su fuerza salvadora»
¡El amor vence siempre! ¡El amor vence siempre!, ¡Como Cristo ha vencido!; el amor ha vencido. El amor vence siempre, aunque en ocasiones, ante sucesos y situaciones concretas, pueda parecernos impotente. Cristo parecía impotente en la cruz, ¡Dios siempre puede más!”.
¡San Juan Pablo II, ruega por nosotros!