El autor de El Señor de los Anillos, J.R.R. Tolkien, es reconocido por su talento literario y su profunda fe católica. Su amor a Dios lo recibió de su madre, que a pesar del rechazo de su propia familia, no desistió de su fe.

En un artículo para National Catholic Register, el periodista Matt Archbold comentó un poco más sobre la conversión al catolicismo y la persecución que sufrió la madre de Tolkien.

Mabel Suffield era hija del comerciante, John Suffield, y de Emily Sparrow, pareja que tuvo siete hijos y administraban una tienda en Birmingham (Inglaterra).

Cuando la joven cumplió 18 años, comenzó a salir con el banquero de 31, Arthur Tolkien. Durante su relación, intercambiaron numerosas cartas, dado que Arthur tuvo que partir a Sudáfrica para buscar crecer en su carrera profesional.

Luego de 2 años de llevar una relación a distancia, Mabel zarpó en 1891 hacia África, para reunirse con su amado. Al reencontrarse, se casaron en una iglesia anglicana y pronto tuvieron dos hijos: John Ronald Reuel y Hilary Arthur Reuel. 

Debido a las dificultades que representaba vivir en Sudáfrica, Mabel decide volver a Inglaterra con sus hijos, con la promesa de volver pronto a reencontrarse con Arthur. Lamentablemente, esto nunca se cumpliría, pues poco después, su esposo caería enfermo y fallecería.

Mabel estaba descorazonada, pero decidida a criar a sus hijos con amor, por lo que se instaló en un pueblo rural cerca de Birmingham. Ahí les enseñaría a amar el lenguaje, la literatura y el arte.

En 1900, Mabel y sus dos hijos se convirtieron a la Iglesia Católica, una decisión difícil por el creciente anticatolicismo del país. Junto a su hermana May Incledon, se unieron a St. Anne's, una capilla creada por San John Henry Newman.

La familia protestante de Mabel y la familia bautista de su fallecido esposo, no recibieron de buena manera esta decisión. Las dos hermanas fueron instadas vehementemente a renunciar a la fe católica.

Pronto May dejaría el catolicismo a insistencia de su esposo anglicano. Pero Mabel no cedería, incluso ante la marginación familiar, tanto personal como económica. Ambas familias cortaron el apoyo monetario a la joven viuda, cuya salud era débil.

Fue uno de los sacerdotes del oratorio de Birmingham, P. Francis Xavier Morgan, quien brindaría apoyo a Mabel.

El 14 de noviembre de 1904, Mabel falleció de diabetes. Su hijo J.R.R. Tolkien tenía 12 años. En su lecho de muerte, preocupada por sus hijos y la posibilidad que su familia los hiciera renunciar a su fe, dejó como tutor legal de los dos pequeños al P. Francis.

Muchos años después, Tolkien indicaría en una carta a su hijo Michael:

Mabel fue una “mujer talentosa de gran belleza e ingenio, grandemente afligida por Dios con dolor y sufrimiento, que murió joven (a los 34 años) de una enfermedad acelerada por la persecución de su fe”.
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