En cada Navidad el pesebre se volvió una forma de devoción al nacimiento de Jesús infaltable en los hogares. ¿Conoces la historia del primer belén de la historia y San Francisco de Asís?

La bella costumbre de contemplar una cuna que simboliza el lecho que acogió a Jesús recien nacido se remonta al siglo VII. Para aquella época, hacía al menos cuatro siglos que se celebraba la Navidad y surgió un interés por recuperar el cesto que había contenido a Cristo. El papa Teodoro I (642-649) hizo traer de Belén los restos que allí quedaban y los ubicó en la Iglesia de Santa María la Mayor de Roma.A partir de allí, no hubo iglesia, abadía o catedral que no tuviera un pesebre en el tiempo de Navidad.

Pero el pesebre tal cual lo conocemos hoy, con las figuras de Jesús, la Virgen María, San José, los Reyes Magos y los pastores, recién surgió en la Edad Media por una idea de San Francisco de Asís.

San Francisco de Asís y el milagro del primer pesebre de la historia

Poco antes de la Navidad de 1223, el santo le pidió a un noble con el que tenía buena relación que se encargara de organizar una representación del nacimiento de Jesús. Así, se armó un establo, un pesebre con paja y se confeccionó un niño de madera mientras José, María, los pastores, los ángeles y los Reyes Magos eran representados por campesinos.

Según cuenta la tradición, cuando San Francisco de Asís vio la escena, se conmovió tanto que tomó al Niño Jesús de madera lo alzó en alto y de pronto el Niño Jesús cobró vida y naturaleza humana por un instante.

Todos los que contemplaron la escena divulgaron en diferentes pueblos lo que había ocurrido, concluyendo que  Dios había manifestado su deseo de ser adorado también a través de la representación de imágenes.

A partir del siglo XIII, con especial impulso de los franciscanos y las hermanas clarisas, comenzaron a elaborarse figuras de la Navidad que ocuparon un lugar privilegiado en todos los hogares y parroquias.

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