La Santa Iglesia Católica tiene la misión de predicar el Evangelio de Jesucristo, la misión más importante de toda la historia.

Para llevar a cabo este mandato de Jesús, también se necesitan recursos materiales que ayuden a mantener gastos generales de un templo o a brindar asistencia a los más necesitados.

Sin embargo, muchas parroquias sufren por falta de fondos económicos para hacer frente a sus obligaciones y deben recurrir a auténticos “milagros” para poder pagar la cuentas.

Sacerdote da una lección a fieles que no aportaban en la colecta de Misa

Esto es lo que le pasó a un sacerdote, quien compartió en Twitter lo que una vez tuvo que hacer porque los fieles de su parroquia no aportaban en la colecta.

El usuario @SacerdosMariae, un sacerdote diocesano secular, respondió a un tweet -que hoy a sido eliminado- y dejó el testimonio de lo que hizo para llamar la atención de los feligreses frente a este problema.

El sacerdote comenta:

“En una parroquia que me pasaba eso, un domingo celebré sin luz (ni, por tanto, micrófonos). La corté yo. Les dije que se arrimaran que no iba a esforzar la voz, y la próxima trajeran velas de casa para alumbrar. Tras la misa, conté delante de ellos la / colecta (6€) [Euros].

Les dije: 6×4=24. La luz son 200, el agua 40, formas, vino y cirios 60. 276 € faltaban para los 300 que se gastaron. Así van las cosas. Hasta que no entre más que salga, cada vez contaremos con menos cosas. Al domingo siguiente ya se presentaron con billetes”.

Más allá de la forma particular que este sacerdote encontró para llamar la atención de los fieles sobre las necesidades de la parroquia, todos los católicos necesitamos tomar conciencia de la importancia de ayudar económicamente a nuestras iglesias.

Por un lado, al no aportar, dejamos se observar uno de los Preceptos de la Iglesia. Según el Catecismo, el quinto precepto de la Iglesia es “Ayudarás a satisfacer las necesidades de la Iglesia”. Esto significa, explica el Catecismo , “que los fieles están obligados a ayudar con las necesidades materiales de la Iglesia, cada uno según su capacidad”. (CIC 2043) Esta obligación también se establece en el Código de Derecho Canónico  (CDC 222).

Por supuesto que cada uno debe aportar según sus posibilidades, pero siempre se puede hacer algo. Tomar conciencia de la importancia de la misión de la Iglesia en este mundo debería impulsarnos a ayudar más. Muchas parroquias se ven seriamente obstaculizadas en el servicio que podrían brindar a la Iglesia y sus comunidades por falta de recursos económicos.

Pero más allá del precepto, los católicos que no apoyan a la Iglesia Católica se están perdiendo los beneficios espirituales de dar. En última instancia, todo pertenece a Dios de todos modos. Todo lo que tenemos es un regalo de Él, incluso si pensamos que lo hemos ganado. Dios, no el dinero, es nuestra verdadera fuente de vida.

¿Qué piensas de la acción de este sacerdote?

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